Colas kilométricas en una carretera muy peligrosa y de difícil acceso. | Julio Bastida

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Atrapados en sa Calobra. Miles de personas, gran parte de ellos turistas, quedaron atrapados durante varias horas en la carretera por culpa del accidente con vuelco de un turismo.

El siniestro tuvo lugar el pasado sábado cuando, por causas que se desconocen y que están siendo objeto de investigación, el conductor de un coche perdió el control del mismo, golpeó contra uno de los muretes de protección de la calzada y volcó. Rápidamente, agentes de la Policía Local de Escorca se personaron en el lugar del suceso y solicitaron la presencia de sus compañeros de la Guardia Civil de Tráfico y una ambulancia medicalizada del SAMU-061.

Debido a la saturación de la vía, los equipos de emergencia tuvieron serios problemas para poder llegar hasta el punto exacto del accidente y poder auxiliar a las víctimas.

Afortunadamente, los ocupantes del vehículo consiguieron salir por sus propios medios. Unos minutos más tarde fueron atendidos por el personal facultativo.

sa Calobra

El accidente ocasionó un atasco monumental y colas kilométricas. Lo peor de todo es que centenares de coches quedaron literalmente atrapados en la carretera durante varias horas. La Policía Local y la Guardia Civil hicieron lo que pudieron, pero la capacidad de absorción de la vía quedó colapsada en cuestión de minutos y la misma se convirtió en una ratonera.
Desde hace tiempo, los problemas de movilidad en las carreteras de Mallorca son cada vez más frecuentes. Los equipos de emergencia alertan de la gravedad de esta situación. «Esto es muy sencillo. Tenemos una única carretera de acceso y de salida por la que pasan cada día unos 1.000 vehículos. Existe una limitación de 35 autocares, pero los coches pueden bajar los que quieran. El día menos pensado tendremos una desgracia importante y luego los políticos correrán», apunta un miembro de los equipos de emergencia que prefiere mantener su anonimato.

El párking de sa Calobra tiene capacidad para 300 coches, pero son cerca de 1.000 los que suben y bajan a diario a la playa. Otro problema de la zona es la gran proliferación de carteristas en el lugar y la falta de efectivos policiales.