El autor del incendio que devoró la Serra de Tramuntana en el juicio. | Alejandro Sepúlveda

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La Fiscalía ha rebajado su petición de condena para el acusado del incendio que quemó 2.347 hectáreas del extremo sur de la Serra de Tramuntana en julio de 2013, de 7,5 a 5 años de prisión, al tener en cuenta la atenuante de que tenía afectadas sus facultades por una dolencia mental y la defensa ha pedido la absolución.

La Fiscalía lo acusa de un delito de incendio por imprudencia grave con peligro para las personas.

En sus conclusiones en el juicio que ha quedado visto para sentencia ante la sección segunda de la Audiencia de Palma, la fiscal Rosario García Guillot ha modificado en algunos detalles la petición de indemnización, porque alguno de los vecinos afectados por el fuego ha renunciado a reclamar, pero sigue siendo millonaria, de alrededor de 6 millones y medio.

La defensa ha pedido al tribunal de la Audiencia de Palma la absolución al entender que lo ocurrido fue una imprudencia leve. Como petición alternativa, la defensa ha pedido que si el tribunal dicta una condena por imprudencia grave la pena sea de 1 año y 6 meses, y que tenga en cuenta la eximente incompleta de enajenación mental y las circunstancias atenuantes de dilaciones indebidas, confesión y reparación del daño causado.

El tribunal ha consultado a las partes su posición si tras la deliberación determinara que hubo delito, considerase la eximente incompleta por su enfermedad y acordara, además de la pena, imponer al acusado las medidas de libertad vigilada condicionada a la obligación de recibir tratamiento médico, participar en programas de formación adecuadas a sus circunstancias y prohibición de actividades al aire libre que conlleven cualquier fuego o quema.

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La fiscal ha calificado de «muy acertada» la propuesta de la sala y se ha mostrado «plenamente de acuerdo». La defensa también ha admitido esa posibilidad y ha pedido al tribunal que en ese caso tuviera en cuenta el tratamiento que está cumpliendo en la actualidad el acusado para que pueda cumplir la condena en el mismo centro y con el acompañamiento por parte de personal de la Fundación Deixalles.

En el turno de última palabra, el acusado ha asegurado que cuando tiró el resto de la barbacoa «pensaba que estaba apagado». «Pido todo el perdón del mundo», ha asegurado.

La fiscal ha calificado lo ocurrido de «una imprudencia grave, temeraria y despreciativa de toda cautela» y ha dicho que si bien el acusado padece una enfermedad, como han acreditado los forenses, considera que «sí pudo prever las consecuencias de su conducta» y que «no estaba plenamente mermada su capacidad».

En opinión de la defensa, fue una imprudencia leve porque el hombre «nunca pudo prever la consecuencias» porque cuando echó las cenizas fue al día siguiente de la barbacoa, además de por su condición.


Antes de las conclusiones del juicio, han declarado ante el tribunal dos peritos forenses que hicieron un informe para la defensa sobre el estado del acusado y han destacado que es un enfermo mental con años de evolución, diagnosticado de una psicosis esquizofrénica paranoide de larga evolución, con sus facultades «muy disminuidas».
Una de las forenses ha dicho que esa dolencia altera de manera importante sus facultades volitivas, cognoscitivas e intelectivas del acusado