El teniente Palomo y el cabo Briceño. | Alejandro Sepúlveda

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Han trabajado en la sombra. Y a la vieja usanza de la Guardia Civil: en pareja. El teniente Manuel Jiménez Palomo y el cabo primero José Antonio Briceño son los investigadores palmesanos que han conseguido que la pequeña Olivia, tras ocho años de secuestro parental en Polonia, vuelva a estar con su padre Alberto Encinas en Pollença.

¿Cuándo se hicieron cargo del caso?

Teniente Palomo: Fue en 2017 cuando el teniente coronel Antonio Orantos nos asignó la investigación. Lo primero que hice fue llamar al padre, Alberto, y presentarme. Le dije: «Nos tenemos que ver, llevaré tu caso».

Cuando ustedes llegaron la investigación estaba bloqueada. ¿Cuál fue la prioridad?

T.P.: Intentamos sensibilizar a las personas de Polonia con las que tratábamos el caso. Alberto tenía mala prensa, lo acusaban de malos tratos. Era falso, pero teníamos que cambiar las cosas.

Cabo Briceño: Decían que él era «medio moro» y cosas similares. La primera visita no nos conocían, pero cuando volvimos ya nos trataban distinto.

¿Cuántos viajes hicieron a Polonia?

T.P.: Fueron cinco viajes, pero a la niña nunca llegamos a verla. Al final ya teníamos mucha confianza con la jueza de Chestokowa y la policía de allí.

¿Hubo una mano negra que ayudaba a la madre en su país?

T.P.: Digamos que ella siempre eludía la acción de la Justicia, vamos a dejarlo así.

La niña en todo este tiempo no estaba escolarizada...

C.B.: Olivia estudiaba en casa, a distancia. La movían de un sitio a otro, para que no la encontráramos. María, la abuela mallorquina, nos fue de gran ayuda. Se prestó a una entrevista personal con la otra abuela, la polaca, y pudo sacarle mucha información. La niña perdió tres cursos del colegio porque nunca llegaba a examinarse.

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Han llegado a tener una relación casi familiar con los Encinas.

T.P.: Son una gente extraordinaria, unos luchadores. Nunca se han dado por vencidos en estos ocho años. Entre la abuela, el padre y la tía, Elena, han formado un gran equipo.

No saber nada de la niña en ocho años fue un calvario.

T.P.: Sin duda. Si un ser querido fallece puedes guardarle luto, sin embargo si desaparece es lo peor que te puede pasar. Esa familia lo ha pasado francamente mal, pero al final todo ha acabado bien.

¿Cómo fue la detención de la madre?

T.P.: Ocurrió el día 4, cuando me llamó la agregada de Interior polaca en Madrid. Me dijo: «Manuel, katarzyna ha sido detenida con Olivia en Katowice».

¿Qué hizo?

T.P.: Estaba en unas jornadas y salí enseguida. Llamé al padre. Sólo acertó a decirme: «¿Me lo dices en serio?».

C.B.: Cuando se reencontró con su padre no le conocía. Pero Olivia se encuentra superfeliz. Está hecha una mujercita, guapísima.

Los hechos

El 31 de diciembre de 2011 era la fecha en la que Katarzyna Hlond, la madre de Olivia, debía entregar a la menor a su familia de Pollença, tras la separación de Alberto Encinas. Nunca lo hizo. El progenitor, desesperado, llegó a viajar medio centenar de veces en ocho años a Polonia. Nunca desfalleció.

El teniente Palomo y el cabo Briceño quisieron agradecer la ayuda «del Govern balear, la Fundación Niños sin Derechos, la Fiscalía de Cooperación internacional, las autoridades diplomáticas (cónsul, embajador), el agregado de Interior, el ministerio de Asuntos Exteriores, la Fundación Quién sabe dónde, y a nuestros mandos y la Dirección General de la Guardia Civil». También destacan la ayuda «discreta y altruista» de españoles e hijos de españoles en Polonia, que les facilitaron valiosa información.