Según la federación, al «trato vejatorio» se unió el hecho de que el conductor de la línea interurbana 334 la obligó a bajar tres paradas antes, aludiendo a que en la parada a la que ella se dirigía, «siempre hay muchos coches aparcados en el lugar adaptado para bajar la rampa».
«Esto supuso un problema adicional para la usuaria del scooter, ya que tiene problemas de orientación y ese cambio de su rutina, la puso en una situación comprometida que, gracias a la colaboración de otros viajeros pudo salvar», ha señalado.
La Federación ha exigido a la empresa concesionaria que tome medidas disciplinarias contra este conductor y al Consorcio Regional de Transportes de Madrid que, en los pliegos de condiciones de prestación de servicios, «se asegure de la adecuada aplicación de controles psicológicos a los conductores para evitar situaciones de estas características».
«Cualquier conductor de autobuses como este interurbano, debe de tomar conciencia de la importante labor que supone ser un conductor de autobuses que presta un servicio público, ya que su labor es fundamental para facilitar la autonomía personal de las personas con movilidad reducida», ha indicado.
El presidente de FAMMA, Javier Font, ha subrayado que «una actitud tan canalla no puede ser consentida ni por la empresa ni por el Consorcio Regional de Transportes». «De no actuar, pediremos responsabilidades a los dos», ha advertido.
El pasado 6 de febrero, el conductor denunciado manifestó a oídos de todos los viajeros del autobús que «no se podía retrasar porque personas como ella se subieran a su bus». A lo que añadió: «vosotros no deberíais entrar al bus», «vuestros padres son unos irresponsables», «la gente como vosotros no debería existir», «es que vosotros sois retrasados mentales», «sois unos niñatos, mira como lloras», entre otras expresiones.
Además, ha criticado que, en contra la Convención Internacional de los Derechos de las Personas con Discapacidad, la discriminación comenzó desde la subida de esta usuaria al autobús, ya que el conductor no esperó a que se colocase con seguridad con su scooter eléctrico, lo que puso en peligro su integridad y la de otros viajeros.
Según Javier Font, «la realidad pone de manifiesto que en 2020 las personas con discapacidad siguen siendo acosadas por ser diferentes y que como sociedad no podemos bajar la guardia en la vigilancia y castigo de estas actitudes de odio contra las personas con discapacidad».
Según el artículo 510 del Código Penal, si se demuestra el delito de odio, el conductor del autobús podría enfrentarse a penas de, entre seis meses a dos años, y multa de seis a doce meses.
La federación recuerda que no es el primer problema que un conductor de esta compañía genera con usuarios con movilidad reducida, en 2016, el cantante y actor El Langui protagonizó un acto de protesta después de que un conductor no le permitiese subir con su silla motorizada al autobús.
4 comentarios
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Empatia q no es poco!!las personas estamos para ayudarnos,y no para hacer esas cosas como hizo el chofer!Ymas con personas vulnerables,niños,ancianos personas con dicapacidad aveces la dicapacida no se percibe.
Para K3 (verdadero) Las personas con discapacidad tenemos el mismo derecho de ir en autobús que todos los demás. Por otro lado, no olvides que nadie está a salvo de tener discapacidad en algún momento de su vida. Cualquiera puede enfermar o sufrir un accidente y quedarse paralítico o secuelas graves. Hay que tener empatía
¿Has pensado alguna 'solucion' para el problema de enfermos y discapacitados? El tercer reich puso en marcha unas cuantas...por mi os podéis ir,tu y ese conductor, cuanto más lejos, mejor, eso sí, haciendo el paso de la oca.
Habría que oir la versión del conductor, que tienen una paciencia tremenda! Al final los que no podremos subir a un autobús seremos nosotros, porque todo el espacio lo ocupan scooters, sillas de ruedas, carritos, etc.