Rocambolesca historia surgida en Calatayud (Zaragoza). La justicia aragonesa examina un caso sorprendente, la profanación de la tumba de un hombre, supuestamente a manos de un amigo suyo que no se creía que estuviera muerto y quería descubrir la verdad.
Según publica Heraldo de Aragón José Luis murió en febrero a los 45 años de edad, aunque su cuadrilla de amigos siempre tuvo la mosca detrás de la oreja y optó por dar pábulo a una teoría de la conspiración un tanto peculiar. Según ellos su compañero no habría fallecido, y alguno dijo incluso haberlo visto en alguna ocasión después de su oficial deceso en la capital aragonesa.
Es cierto que tras el fallecimiento su familia no organizó velatorio, y que inhumó el cuerpo de su ser querido en el cementerio municipal sin apenas tributos en público. De este modo, una noche y transcurrido casi un año, según averiguó la Policía y mantiene la familia del fallecido en su denuncia, su amigo Carlos decidió ponerse manos a la obra y desentrañar el supuesto misterio.
Así supuestamente se coló en el cementerio, acompañado por otra persona, y según cita textualmente el medio aragonés «rompió la lápida y el ataúd, hizo fotos y las remitió a sus colegas». No acaba aquí la cosa, puesto que la familia pensó que había sido el viento el responsable de los desperfectos en la sepultura, y la repuso.
Tuvo que ser otra persona cercana al círculo de amigos quien previniera a la familia de José Luis de la situación real, que estos días esta siendo juzgada ante un tribunal. Si el caso acaba en condena, la familia está dispuesta a utilizar el dinero que obtenga en exhumar el cadáver, con el fin de comprobar si el supuesto profanador hizo algo más aparte de abrir el nicho.
5 comentarios
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Quines asenades, Déu meu !. I perquè li havien d'enganyar?
la pregunta es: estaba o no?
Vete a saber los motivos reales de tal barbaridad.
¡ Cuánto tarado hay suelto por el mundo, por Dios !.
Al menos no se lo comió.