Los dos acusados, este viernes en el patio de la Audiencia Provincial. | Alejandro Sepúlveda

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El príncipe Jurgen zu Hohenlohe y su mujer pasarán cuatro semanas del mes de junio en el banquillo de los acusados por una estafa que los afectados cuantifican en más de ocho millones. Afrontan una petición de hasta diez años de cárcel cada uno en un caso en el que hay una decena de acusaciones particulares, pero en el que la Fiscalía no aprecia delito.

El caso llega a juicio casi ocho años después de que fuera detenido el príncipe alemán. Hace cinco que terminó la instrucción y parte del retraso se debe a la necesidad de traducir todo el sumario al alemán por petición del principal acusado.

Las acusaciones son mayoritariamente ciudadanos alemanes que afirman haber sido víctimas de una estafa piramidal urdida por la pareja, que usaba el título de él como tarjeta de presentación. Cuando estalló la operación, Hohenloge fue conocido como el ‘faso príncipe’, aunque, finalmente resultó que el título es real, si bien el acusado no es noble de familia sino que se hizo más tarde con esa condición.

Según las acusaciones, el matrimonio les ofrecía a los inversores ganancias de hasta un 48 por ciento al año. Esas inversiones se camuflaban como falsos reconocimientos de deudas. Así se captaron hasta 190 depósitos distintos con una cantidad cercana a los ocho millones de euros. De esa cuantía sólo se habrían devuelto alrededor de 400.000 euros. En la vista previa al juicio que se celebró este viernes no se alcanzó ningún acuerdo entre las partes y eso aboca a un largo juicio en la Audiencia Provincial.

Los dos acusados siempre han negado que existiera engaño en las inversiones que captaban y afirman que sólo ejercían como intermediarios financieros y que la detención frustró los negocios.