El oficial en la Comandancia de Palma. | Alejandro Sepúlveda

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Al comandante David Navarro (Zaragoza, 1983) le ha tocado bailar con la más fea. El mando de la Guardia Civil fue nombrado el Interlocutor Policial Sanitario de Baleares, para proteger a los sanitarios frente a las agresiones que sufren. Y si no tenía suficiente trabajo, llegó la pandemia. Así que ahora Navarro tiene dos frentes abiertos: coordinar la lucha policial contra la COVID-19 y seguir ayudando a los médicos y enfermeros. Un reto titánico.

¿Cómo surgió la idea de crear la figura del Interlocutor Policial Sanitario?

—Fue una instrucción de 2017 de la Secretaría de Estado de Seguridad, un convenio entre los ministerios de Interior y Sanidad. Se había producido una brutal agresión a un sanitario y se adquirió un compromiso político para poner freno a esa situación. El interlocutor es el encargado de organizar reuniones y protocolos de actuación y el objetivo es proteger a los sanitarios para que puedan ejercer su labor.

¿Cuándo asumió el cargo?

—En 2018. Debo decir que los primeros que se implicaron fueron el Colegio de Médicos de Baleares. Un año antes de la llegada del virus ya montamos conferencias y jornadas.

¿En qué se basa su protocolo de seguridad sanitaria?

—El protocolo es un procedimiento operativo de colaboración. Tiene dos pilares: la prevención y la reacción. Dentro del primero, a su vez, podemos hablar de otros tres conceptos claves: formación, información y acompañamiento. Tiene que ser recíproco entre médicos y sanitarios y nosotros, los guardias civiles.

La reacción implica que ya ha ocurrido la agresión.

—Así es. La agresión puede ser física o verbal. Hay que tener en cuenta que las jornadas de estos profesionales son muy largas, agotadoras, y a veces, cuando acaban, lo último que quieren hacer es ir al cuartel a poner una denuncia. Nosotros le facilitamos las cosas para que lo pueda hacer de forma telemática, por internet. Y luego, cuando pueda, sólo tiene que ir a firmar.

Toda esta cobertura policial, ¿no supone grandes medios humanos?

—Lo que supone, en realidad, es una gran coordinación.

Ahora han firmado un convenio de colaboración con el Colegio Oficial de Farmacia.

—Sí, es un convenio pionero. Y está enfocado a ayudar al personal vulnerable. Tenga en cuenta que en las farmacias conocen muchos casos de ancianos o menores en apuros, o mujeres maltratadas. Por eso se ha creado allí también la figura del interlocutor policial.

En la Comandancia de la Guardia Civil han tenido más de un centenar de casos de coronavirus.

—No le puedo dar datos exactos porque no es un tema que lleve yo. Se encarga el Servicio Médico.

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Cuando estalló la pandemia, ¿Cómo enfocaron la lucha policial contra la Covid-19?

—De varias maneras. Mantuve un contacto diario con el Colegio de Médicos, me informaban de la situación y me interesaba por lo que necesitaban. Era un apoyo moral, era importante que no se sintieran solos. Esa excelente relación sigue a día de hoy. También, desde la Guardia Civil, hicimos visitas continuas a hospitales, residencias y centros de salud. Fue una presencia policial permanente, por si el tema se descontrolaba. También una unidad nuestra, el GEDEX, desinfectó el hospital de Can Misses (Eivissa). Entero, de arriba a abajo.

PALMA.
El comandante David Navarro.

¿Habrá otro confinamiento?

—Espero y deseo que no, pero las cifras no son buenas. Y eso que todavía no hemos entrado en el otoño, cuando llega la gripe y el frío. Hay una realidad: los médicos dicen que los índices de contagio están más altos que en marzo. Aunque también es cierto que ahora hay más asintomáticos.

¿La culpa de esta explosión de contagios ha sido de los botellones?

—No han sido clave en los picos. Todo influye, pero no han sido un factor detonante. No sólo los jóvenes tienen la culpa.

¿Qué ha pasado entonces para que estemos tan mal?

—Si hubiéramos mantenido los tres puntos claves no estaríamos así. Se trata de llevar mascarilla, de mantener la distancia de seguridad con las personas y de mantener una higiene de manos continua. Con eso podríamos hacer vida relativamente normal.

¿Hemos sido muy imprudentes?

—En general los ciudadanos son responsables, pero hay casos de imprudencias. Y, le repito, no solo entre los jóvenes, también entre los adultos.

En Palma hay algunas barriadas semi confinadas, ¿ve un panorama similar en la Part Forana en breve?

—Yo creo que no, pero es algo que depende de la conselleria, no de la Guardia Civil. Hay datos exactos de cómo está la situación epidemiológica en cada pueblo y en base a esas informaciones se tomarán unas medidas u otras.

¿Sólo nos puede salvar la vacuna?

—Es muy importante que la comunidad científica dé con una vacuna, pero eso no solventará toda la pandemia. Hay que seguir con las tres reglas que le he comentado antes: mascarillas, distancia e higiene en las manos.

¿Cuándo calcula que podría llegar a España?

—Espero y deseo que en la primavera de 2021. Tiene que ser una vacuna efectiva pero también segura.