Imagen captada durante el juicio a un hombre acusado de abusar de la nieta de su pareja.

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La niña, de 11 años, vivía en Málaga con su madre pero pasaba los veranos en Mallorca. En 2012, cuando su padre trabajaba, se quedaba en casa de su abuela, que vivía en el piso de abajo, en la barriada de Es Fortí, en Palma. En ese domicilio, supuestamente, sufrió abusos sexuales por parte de la pareja de su abuela, pero no lo contó hasta 2018. No se atrevió.

El acusado dijo ayer en el juicio en la Audiencia Provincial que estaba caminando por la calle cuando el padre de la nieta de su novia le llamó y le pidió que fuera de forma urgente a su casa. «Entré allí como un pardillo y vi aquellas caras... en fin», recordó ayer ante el tribunal de la Sección Primera.

El hombre negó los abusos a la nieta de su pareja. Aseguró que es una niña «fantasiosa y mentirosa» y que nunca la ha tocado ni se ha masturbado delante de ella mientras veía porno. «Yo la tenía como una nieta y todo este revuelo no lo entiendo ni lo entenderé nunca».

La presunta víctima, que ahora tiene 19 años, declaró a través de videoconferencia que el compañero sentimental de su abuela abusó de ella en varias ocasiones. La primera vez fue en la bañera. «Estábamos espalda con espalda y me cogió la mano para acercarla a su miembro». El segundo episodio, según su versión, sucedió en el sofá y varios días más tarde «cogió su portátil, puso un vídeo porno y se empezó a tocar». El padre de la menor indicó que la relación de su hija con el acusado «no era muy afectiva. La veía un poco aprensiva hacia él y no sabía por qué. Ahora ya lo sé».

La denunciante se sinceró a principios de 2018 con la actual pareja de su padre, que es educadora social. «La niña me dijo que una amiga suya se quería operar los genitales porque abusaron de ella. Me comentó que la entendía porque ella también había sufrido abusos». La menor estaba preocupada porque no quería provocar un conflicto familiar. El sospechoso llevaba 27 años con su abuela, que rompió la relación tras tener conocimiento de lo ocurrido.

A la mujer se le quedaron «grabadas en el corazón» las palabras que su entonces pareja le dijo a su nieta el día que todo explotó. El hombre se dirigió a la menor y le preguntó: «'¿Y ahora lo cuentas, después de tanto tiempo?'». La abuela de la niña recuerda que el acusado se puso de rodillas y pidió que la perdonara. La mujer se sentó en una silla y no se levantó hasta que llegó la policía.