La Audiencia Provincial de Madrid ha arrancado este miércoles la prueba testifical con la madre de la joven hondureña. A lo largo de la vista, comparecerán varios socios de Román y el portero de la nave situada en el número 6 de la calle Sebastián Gómez que la noche del crimen vio a una persona salir de la nave donde se halló el cuerpo de la chica desmembrado.
La madre ha comparecido en el juicio a pocos metros del presunto asesino de su hija y tras un biombo para evitar la confrontación visual. Con una camiseta con el rostro de su hija, la mujer ha llorado de forma desconsolada por no haber podido hacer nada para evitar su trágico final.
A preguntas del fiscal Miguel Méndez, ha relatado que nunca le gustó César porque era un hombre mucho más mayor que ella, «muy celoso» y que hostigaba a su hija. «Quería saber dónde vivían. Ella me dijo que no me quería preocupar. Ese es mi dolor. Podría haber llamado a la Policía. Sabía que este hombre le estaba haciendo daño por lo celoso, por el maltrato que le daba. Yo sé que la maltrataba», ha narrado con la voz quebrada y llorando.
La madre ha negado que su hija estuviera metida en líos y andara con bandas latinas en Honduras frente a las afirmaciones de Román acerca de que colaboraba en Madrid con una organización criminal de 'vuelcos de drogas'.
La Sala le ha mostrado la imagen de la maleta en la que se halló el torso en una de las naves del empresario situada en Usera. Tras ello, ha roto a llorar y ha agarrado la camiseta.
«Esa maleta es de César Román porque yo le ayudé a hacer la mudanza. La vi en mi casa. La vi en la casa de la calle López Grass. Yo les ayudé. Les llevé en mi coche. Esa maleta la monte en mi coche», ha aseverado.
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