En el juicio que se celebra ante un jurado en la Audiencia de Palma, la Fiscalía reclama para el acusado, que en el momento del crimen tenía 59 años, una pena de 16 años de prisión por el asesinato cometido en septiembre de 2019 y que pague 100.000 euros de indemnización a cada uno de los dos hijos de la mujer asesinada, una alemana también de 59 años.
La acusación pública aprecia en su escrito la circunstancia atenuante de confesión ya que el acusado reconoció haber matado a la mujer que le había sacado de la indigencia tres semanas antes del crimen.
Por su parte, la Abogacía de la Comunidad Autónoma, que ejerce como acusación popular, reclama que se aplique la circunstancia agravante de parentesco porque considera que se trata de un caso de violencia de género, puesto que, según los vecinos, la víctima presentaba al acusado como su pareja.
Este lunes, en la primera sesión del juicio, el acusado reconoció ante el jurado haber apuñalado a la mujer con un cuchillo de cocina, si bien aclaró que sólo convivían juntos y que no tenían una relación sentimental.
En la segunda sesión del juicio, un guardia civil ha relatado que, al llegar a la casa donde se cometió el crimen, el acusado abrió la puerta. Vio a la mujer sentada en el suelo del patio, con una herida en la boca, ensangrentada e inconsciente, así como un cuchillo tirado en el suelo de la cocina.
«Él no hablaba, estaba muy nervioso», ha comentado el agente. Ha señalado que, por lo que le contó en un primer momento, dedujo que el acusado y Veronika discutieron después de que ella hubiera pasado la noche fuera de casa con otro hombre, y que el ahora acusado le dio un puñetazo en la boca a la mujer.
«En ese momento no concretó que tuvieran una relación de pareja», ha detallado el mismo agente. «Se notaba que el acusado había bebido», ha añadido.
El agente de la Guardia Civil que instruyó el caso ha indicado que, inicialmente, había indicios de que fuera un caso de violencia de género ya que, según la versión de los vecinos, la víctima presentaba al acusado como su novio.
Dos policías locales que también acudieron a la casa de la víctima, ubicada en la avenida Primavera de la Colònia de Sant Jordi, han coincidido en que el hombre se lamentaba, sentado en el sofá, llorando, y decía sentir «mucho» lo que le había hecho a la mujer que le había acogido en su casa.
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