Los dos acusados, durante el juicio, en la Audiencia de Palma. | Alejandro Sepúlveda

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Un albañil ha negado en el juicio en la Audiencia de Palma que agrediera a un compañero de trabajo con una azada, en una obra de Manacor, en 2009. El acusado, de 40 años y origen marroquí, ha explicado este lunes ante el tribunal que la mañana del 16 de diciembre su compañero se enfadó cuando cogió una radial para cortar la baldosa de la acera. «Me quiso pegar primero con una maceta y le dije que no quería problemas, le calmé y le comenté que éramos un equipo y que veníamos a trabajar», ha recordado el hombre. «Se puso nervioso y se fue. Yo seguí trabajando hasta que uno de los compañeros me dijo: '¡Cuidado!'».

«Mi compañero me pegó en el antebrazo izquierdo con la azada. Cuando recibí el golpe, me quedó la mano muerta y me salió mucha sangre. Me clavó la azada y todavía tengo problemas en este brazo. Trabajo en la construcción y cuando cojo mucho peso aún me duele. Yo me defendí para que no me matara».

El procesado ha negado que atacara al otro con la herramienta. «Yo le empujé y le quité la azada para que no me pegara más. Yo no le pegué, sólo me defendí para que no me matara». El presunto agresor, que lleva 21 años en España, ha asegurado que nunca ha tenido problemas con ningún compañero.

La Fiscalía sostiene que el acusado le arrebató la herramienta y le agredió en la cabeza con la azada. El ministerio público pide una condena de cuatro años de cárcel para el hombre por un delito de lesiones y que indemnice a la víctima con 10.000 euros por las lesiones y las secuelas. El compañero de trabajo, de 44 años y nacionalidad española, también está acusado por un supuesto delito de lesiones y afronta dos años de prisión y 2.000 euros de indemnización. El hombre se ha acogido a su derecho a no declarar.

El jefe de los dos investigados, que estaba trabajando a unos 80 metros del lugar de la pelea, vio cómo cayó el perjudicado hacia atrás y se golpeó la cabeza contra un bordillo. «Bajé corriendo y me lo encontré en el suelo. Me asusté porque tenía sangre por la cabeza». La víctima, según el dueño de la empresa, era una persona «inquieta, muy nerviosa» y el presunto agresor era «tranquilo».