La Fiscalía sostiene que el acusado, español de 44 años, convirtió la vivienda familiar, ubicada en el municipio de Campos, en poco menos que en la casa de los horrores. Durante cinco años, y hasta el mes de abril de 2018, sometió, presuntamente, a maltrato físico y psicológico a cuatro niños, tres de ellos hijos de su pareja sentimental y una que tenían en común, de entre dos y nueve años.
El ministerio público y la acusación particular, ejercida por Eduardo Luna, solicitan nueve años de cárcel para el procesado.
Durante la vista, celebrada este viernes en un juzgado de lo Penal de Palma, el procesado negó todo. «Ninguna de las cosas que se dicen que hice es cierta. Me parece horrible todo», sostuvo. La madre de los menores, su expareja, confirmó lo denunciado en su día. «Se convirtió en algo habitual que insultara y menospreciara a los niños», confesó ante la magistrada. En el juicio, que se prolongó durante horas, el hombre relató que los hijos de su pareja lo veían como un padre y que nunca les puso la mano encima. Asimismo, explicó que la mujer le denunció después de pedirle la custodia de la hija que tienen en común tras poner fin a su relación.
La mujer relató que en uno de los episodios, su expareja despertó a los niños a las cuatro de la mañana y los puso a limpiar la casa, al mismo tiempo que le decía «así sabéis lo que es ganaros la vida». A una de las niñas, la hija que tenía en común con su pareja, que por aquel entonces tenía dos años, la golpeó y la lanzó contra el sofá en uno de los episodios. En otra ocasión, tras hacerse pis uno de los niños en la cama, lo sacó a la calle y lo mojó. «Lo hacía para humillarlo», dijo la madre. La pesadilla se acabó el 20 de abril de 2018. El juicio quedó visto para sentencia.
Punto de vista
Los menores declararon desde la sala amigable