Francisco y Elena son un joven matrimonio palmesano que está padeciendo en sus propias carnes una terrible pesadilla. El matrimonio tiene un niño de 8 años y un bebé de tan sólo cinco meses. El calvario de la pareja arrancó el pasado 20 de octubre, cuando la madre llevó a su hijo al centro médico de Son Serra, en La Vileta, para que le administraran la vacuna Bexsero.
En ese momento, la enfermera que les atendió detectó que su hijo presentaba varios hematomas en el pecho y bajo las axilas, unos en la zona del cuello y otro en la zona anterior de pierna izquierda. La progenitora, muy sorprendida por las palabras de la sanitaria, aseguró que la única explicación posible era que el pequeño ya empezaba a gatear y que de forma habitual lo portaba en una mochila de transporte. Es más, realizó una llamada a la guardería donde acude, para preguntar a las cuidadoras si hubiere ocurrido algún episodio que pudiera justificar el origen de las citadas marcas.
Unos minutos más tarde, la enfermera le facilitó una cita con una doctora del centro para el día siguiente. Al llegar, la médica le comunicó que el motivo real de la presencia del menor era para derivar a la madre y su a bebé al hospital de Son Espases porque se había activado el protocolo de maltrato infantil. La madre, visiblemente nerviosa y superada por la situación, acudió al hospital, donde realizaron al pequeño un TAC craneal, una analítica de sangre, una prueba de fondo de ojo y una serie esquelética. Además, le hicieron 27 radiografías, según los denunciantes, sin placa de protección.
Desde que llegó a Son Espases, la madre permaneció en una sala desde las doce hasta las 22:28 horas, sentada en una silla sin poder salir de la habitación. Su marido, que es agente de la Policía Nacional, no pudo acceder ni facilitarle agua o comida. Ni a la madre, ni al bebé.
Tras finalizar las pruebas, la doctora le comentó que el bebé debía quedar ingresado hasta el lunes, fecha en la que tendría los resultados. Los padres se negaron, mostrando su total colaboración a regresar y someter al niño a todas las pruebas que fueran necesarias para aclarar la situación.
Los progenitores aportaron un informe de la pediatra habitual de sus dos hijos, de su puño y letra, donde afirmaba que jamás había detectado ningún signo violento de agresión. Además, cuando los padres pidieron al personal que le dieran un biberón al niño, que llevaba varias horas sin comer, el personal sanitario contestó: «¿Qué te crees, que somos tus criados?», según consta en la denuncia interpuesta por los padres. Finalmente, atendieron la demanda y entregaron un biberón.
Ante la negativa de quedar ingresado, los médicos alertaron que pondrían los hechos en conocimiento del juzgado. La pareja, acompañados de los abogados David Salvà y el exfiscal Anticorrupción Pedro Horrach, acudieron a la Policía Nacional con toda la documentación para tramitar la correspondiente denuncia al entender que están siendo víctimas de un «grave error».