Durante años, la procesada y la víctima fueron forjando una relación de confianza. Era una relación como otras tantas entre cualquier directora de una sucursal bancaria y una clienta asidua. Hasta tal punto fue la conexión que la perjudicada se presentó un día en la oficina y le entregó una tarjeta de crédito a la imputada que le había llegado a casa y quería darla de baja. Pero no le hizo caso. Entre julio y noviembre de 2016, la acusada se dedicó a retirar con ella dinero en distintos cajeros de Palma hasta alcanzar los 31.724 euros. La entidad bancaria repuso la cantidad a la perjudicada. La procesada, que fue despedida al destaparse la estafa, admitió su culpabilidad ante la jueza y aceptó una pena de dos años de prisión. No entrará en la cárcel si antes de diciembre de 2023 abona a su exempresa 17.000 euros. El resto fue entregado antes de la celebración de la vista.
La condenada entró a trabajar en la sucursal, ubicada en el barrio de Pere Garau, en 2007. Años después pasó a ser la directora. Con una de las habituales clientas entabló una relación de confianza. En mayo de 2016 cerró la oficina y la directora fue trasladada a una de la calle Aragón. Y allí también se marchó la perjudicada. Semanas más tarde, la mujer acudió al despacho de la acusada con una tarjeta de crédito que había recibido en casa y ella no había pedido. Pidió que se la dieran de baja. Y lejos de realizar dicha acción, la imputada la activó el 22 de julio. Y en ese momento empezó su actividad delictiva.
Desde ese momento y hasta noviembre, la directora se dedicó a retirar dinero en cajeros de Palma. Para intentar no dejar huella, entraba en el fondo de inversión de la clienta y realizaba reembolsos a la cuenta vinculada a la tarjeta de crédito. La mujer fue despedida del banco el 24 de noviembre de 2016 y la entidad devolvió la cantidad estafada a la perjudicada. Días atrás, la acusada, de 42 años, se sentó en el banquillo de los acusados en un juzgado de lo Penal. Ante la jueza reconoció lo ocurrido y aceptó una pena de dos años de prisión, que no cumplirá siempre y cuando abone 17.000 euros a su exempresa antes de diciembre de 2023. El resto fue entregado antes de celebrarse la vista. Asimismo deberá hacer frente a las cosas de la acusación particular. Según ha podido saber este diario, la mujer ya no trabaja en el sector bancario.
18 comentarios
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El problema no es la banca, son las personas (algunas). La banca seria esta bien tocada desde el tratado de Basilea, que no esta digo fuera prescindible, pero si que le obliga a reinventarse...
Aquí en este país solo mencionan los datos del agredido o perjudicado nunca del agresor o estafador, deberían publicar la entidad bancaria y subsodicha. Simplemente para evitarlos.
SebastiánPues yo me preguntaba que banco y que señora. Pero como aquí los criminales si tienen derecho a la intimidad, no como los ciudadanos de a pie.
Que extraño, aún no he visto el típico mensaje preguntando por la nacionalidad de la delincuente
cabrianesJajaja, es que aprovechan que el Pisuerga pasa por Valladoliz para arremeter contra la Banca. Es que levanta pasiones!
El CriticonVamos a ver, que hablamos de Bancos de banqueros o de empleados de banco.???
Bad BoyY de aseguradoras
De banqueros, abogados, políticos y políticas hay que mantenerse alejados.
Como dice el refrán, que Dios nos libre de los amigos que de los enemigos ya me libro yo
No es el primer caso cuando la víctima es vulnerable no hay ética ni moral que el enemigo es nuestra sobra.