El procesado durante el juicio celebrado en los juzgados de Vía Alemania.  | Juan P. Martínez

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El auxiliar de enfermería de una residencia de la Isla imputado por agresión sexual y abuso a una compañera en 2019 negó los hechos ayer en un juzgado de lo Penal de Palma. El acusado, para el que la Fiscalía pide dos años de cárcel y una multa de 7.200 euros, se desvinculó de los dos episodios por el que se sentó en el banquillo de los acusados. «Me denunció por temas de trabajo, yo era funcionario interino y ella no. No le iba bien estar de sustituta», dijo el procesado, que sigue en su puesto.

La víctima, asistida por la abogada Martina Cladera, comentó que en el momento de lo sucedido se sintió «invalidada» por el varón. La mujer rechazó cualquier indemnización en caso de ser condenado el acusado. «Sólo quiero que deje de molestar», expuso.

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Los hechos enjuiciados se remontan a los meses de abril y mayo de 2019. En el primero de ellos,    el auxiliar de enfermería simuló un roce casual con su compañera al saludarla, la cogió por debajo de los brazos a la altura del pecho y le rozó los senos al retirar los brazos. Sobre este episodio la perjudicada explicó que «no fue un gesto involuntario». Días más tarde llegó la agresión sexual. El acusado, según las acusaciones, al despedirse de ella la acorraló contra la pared, la sujetó fuertemente de la mandíbula con ambas manos e intentó besarla, llegando a pasarle la lengua por la cara al lograr resistirse la trabajadora.

La perjudicada avisó a la dirección de lo ocurrido y el IMAS tomó la decisión de cambiar los turnos para que ambos no coincidieran. Y también de denunciar los hechos en el juzgado. Varias empleadas de la residencia declararon ante el juez que el comportamiento del hombre en el trabajo les incomodaba y que se habían visto envueltas en episodios incómodos cuando se quedaban a solas con el procesado. El juicio quedó visto para sentencia.