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La muerte de Álvaro Soto Reyes, el portero de un local de ocio nocturno, ha conmocionado a Peal de Becerro (Jaén). «Fuera asesinos. En Peal no se mata», escriben los vecinos en los carteles que han abandonado cerca de la casa del presunto homicida. El joven de 29 años falleció en el municipio jiennense el pasado domingo. Los dos acusados por homicidio, de 18 y 20 años, han ingresado en prisión de manera provisional, comunicada y sin fianza. Otros dos investigados prestaron declaración el pasado lunes y fueron puestos en libertad provisional a expensas de ser reclamados por la justicia.

Tras los hechos, vecinos del pueblo y cercanías salieron a las calles para condenar el crimen. Pero la manifestación que parecía pacífica terminó en disturbios. Dejando a su paso una vivienda quemada, fachadas pintadas y varios vehículos han sufrido daños. Posteriormente, la familia de etnia gitana que habitaba una de las casas pintadas abandonó el municipio. La tensión en las calles es palpable. Frente a ello, la coordinadora de Izquierda Unida en Jaén, Mamen Barroso, ha hecho un llamamiento a la serenidad.

La Guardia Civil investiga estos hechos, en los que un sector de los 5.000 manifestantes causaron altercados en la vía donde reside la familia del presunto homicida, junto con otros vecinos de etnia gitana. Mientras, otro gran grupo exteriorizaron su repulsa sin perturbar el orden público. Por su parte, Barroso tacha de injustificable el ataque a propiedades de personas de etnia gitana que, según ha expuesto, nada tienen que ver con la muerte del joven. Asimismo, el alcalde de Peal de Becerro ha reprochado a los autores de los disturbios que para generar división y propagar violencia se aprovechen del sufrimiento causado por el crimen.