Nadie está preparado para escuchar, sin esperarlo, un «está usted detenida». Mucho menos si acabas de aterrizar en el aeropuerto de Son Sant Joan y, además, vas acompañado de tu marido y tus dos hijos pequeños. Pero hay más. Tu hoja de antecedentes está limpia. No tienes nada. Los agentes que te arrestan te aclaran que sobre ti hay una orden de búsqueda y captura emitida por el Juzgado de Instrucción número 3 de la capital balear.
Tras el desconcierto evidente te informan que se te imputa un delito de falsedad de moneda. Sigues sin entender nada hasta que te acuerdas de aquellos malditos 20 euros falsos con los que pagaste, sin saberlo, en una conocida tienda de muebles en 2020. El billete de la discordia, según siempre tu versión, acabó en tus manos tras abonar el importe del menú que minutos antes habías degustado en el restaurante que tiene la misma empresa nórdica.
La Policía Nacional arrestó el pasado martes a una mujer británica de 42 años nada más aterrizar en el aeropuerto de Palma. La buscaban los agentes como presunta responsable de un delito de falsedad de moneda. Y ahora intentará aclarar que ella no tiene nada que ver en el asunto. De momento, horas después del arresto se sentó ante el juez de guardia en los juzgados de Vía Alemania, acompañada de su abogado, Rafael Font, y quedó en libertad. La investigación sigue abierta.
El asunto en cuestión se remonta al año 2020. Tal y como apuntan fuentes judiciales, a la imputada, que vive a caballo entre Reino Unido y Pollença, se le levantó un acta policial por haber pagado en la caja de una tienda de muebles con un billete que resultó ser falso. Se le notificó en ese instante, tras entregarle una copia de lo redactado, que le avisarían desde el juzgado para aclarar los hechos. Pasaron los días, las semanas y los meses. Nadie le dijo nada. O eso creía ella.
Ese sospechoso silencio por parte del juzgado tenía una explicación y es que no contestaba al teléfono que figuraba como suyo ni tampoco recogía las citaciones en la dirección que había aportado para que se le avisara para cualquier novedad del asunto. Dicha situación acabó con el juzgado que investiga el presunto delito poniendo a la sospechosa, que seguía sin dar señales de vida, en busca y captura.
Y el martes, en el primer regreso a su otra residencia, ubicada en Pollença, tras poner un pie en la Isla, y acompañada de su familia, fue detenida. Ella sigue insistiendo en que pagó con el billete que minutos antes le habían entregado en el cambio en la misma tienda. De momento, y tras quedar en libertad con cargos, espera a que la vuelvan a citar en el juzgado.
4 comentarios
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@Cansado de este circo, pues yo si doy crédito. Muy fácil: "... no contestaba al teléfono que figuraba como suyo ni tampoco recogía las citaciones en la dirección que había aportado para que se le avisara...". Por una vez que la justicia funciona, todo son críticas. No hay quien os entienda.
Que desastre más catastrófico es la justicia española. No doy crédito a lo que le pasó a esta señora. Y mientras okupas, poblados con vendedores de droga, vendedores ilegales en las calles, falta de seguridad en Palma, conductores irresponsables... y todos, al día siguiente de ser detenidos, en la calle nuevamente.
Aquí el problema es que la normativa vigente, implícitamente está invitando a usar y propagar moneda falsa. Si por lo que sea me dan un billete falso, ¿qué opciones tengo? La única es llevarlo a un banco, donde lo destruirán (y por tanto pierdo el dinero), con lo que implícitamente, a lo que empujan a la gente es a pasarlo, y que se coma el marrón el siguiente. Si encima en este caso el billete se lo dieron en la caja de la tienda, es comprensible que decidiera pagar con él en el restaurante del mismo sitio, y "devolverles" el regalito.
Pues sí que le van a salir caros los veinte euros falsos a esta señora. Pero los ha encarecido ella y solo ella.