La Fiscalía solicita para ella una pena de cinco años y medios de prisión, 17 años y medio de internamiento médico y cerca de 900 euros de multa por diversos episodios de ataques a sacerdotes y personal del Obispado de Mallorca entre los años 2018 y 2021. Durante este período la mujer habría acumulado hasta 25 presuntos delitos de amenazas, robo con violencia, daños, maltrato y contra los sentimientos religiosos.
Durante la vista oral han comparecido varios testigos que han relatado algunos de estos ataques contra la Iglesia. Uno de los trabajadores del Obispado de Mallorca ha explicado que en 2018 la acusada se presentó en las oficinas para solicitar una visita con el vicario general: «Al explicarle que debía pedir cita previa se quedó sentada en el sofá y la policía la tuvo que desalojar. Después de un rato volvió y subió hasta el primer piso donde empezó a golpear una puerta y a gritar: «Eres el demonio, arderás en el infierno. Yo te condeno». Estaba fuera de si, con los ojos ensangrentados».
El párroco de la iglesia de Sant Sebastià en Palma también ha relatado que la mujer ha mantenido un «acoso constante» a la parroquia y ha detallado algunas de las amenazas: «Te voy a condenar, no eres sacerdote, eres el anticristo». Según ha explicado, la mujer habría llegado a pegarle con la cadena de su perro mientras caminaba por la calle e incluso le habría tirado el agua de una botella.
Otro miembro de la Iglesia, ya retirado de sus funciones, ha asegurado que «era como si ella disfrutara o lo pasara bien viendo pasar miedo a la gente» y ha explicado que lleva tres años en tratamiento tras algunos ataques de la ahora encausada: «Me perseguía por la calle con una sonrisa provocadora».
«Las agresiones se repiten, son muy parecidas. Nos daba miedo por las personas mayores que asisten a misa. También nos preocupaban los ataques en los colegios. Aún así nunca se le negó la asistencia, a veces se mostraba pacífica. Yo siempre he querido creer que tenia las razones alteradas», ha testificado el sacerdote Jesús Miguel Benítez Sánchez.
Por su parte, la educadora social del módulo 7 del centro penitenciario donde la acusada permanece interna ha explicado que en prisión las «conductas agresivas son constantes» y mantiene una mala relaciones con el resto de presas: «No quiere relacionarse. Amenaza al personal y al resto de usuarias con frases como «sois hijos de Satanas, he venido aquí para impartir la voluntad de Dios».
Durante su estancia en prisión la acusada acumula ya 13 expedientes disciplinarios y 390 días de privación de paseos. La trabajadora del centro mantiene que la acusada tiene «la realidad distorsionada».
Cabe señalar que la mujer ha sido diagnosticada en varias ocasiones y ha llegado a estar interna en unidades de psiquiatría. Padece un trastorno de carácter psicótico como trastorno de la personalidad de tipo paranoide, base de un trastorno delirante crónico de contenido místico e ideas delirantes, según concluyen los informes médico forenses.
En el escrito fiscal se enumeran hasta 19 incidentes protagonizados por la acusada. La Justicia dictó para la acusada la prohibición de acercarse, hasta terminar el proceso judicial, a menos de 150 metros de la Iglesia de San Miguel y de 50 metros del Obispado de Mallorca y la Iglesia de Les Rafaletes. Actualmente se encuentra en prisión provisional desde febrero de este año.
6 comentarios
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Suscribo lo dicho por Quasimodo
Que l'Església la perdoni, com bons catòlics. HAHAHAHA
Es una persona enferma... Que parte no se entiende?
Au!! Mallorquins a pagar!!
Pregunta: y porque no se la expulsa de por vida?. Aquí no la necesitamos para nada, que se vaya con su paranoia a Cuba y nos deje tranquilos. Oído jueces?.
Cárcel no, pero lo que hay que hacer es ingresarla en un psiquiátrico y medicarla para ver si así puede llegar a hacer vida normal. Lo que no pueden hacer es dejarla en libertad cada vez que la detienen porque el día menos pensado en uno de sus brotes matará a algún párroco.