Agentes de Blanqueo en el registro de BCM. | Alejandro Sepúlveda

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Un agente del Grupo de Blanqueo de la Policía Nacional admitió en el juicio del ‘caso Cursach' que elaboraron un informe sobre las vallas de Magaluf antes de disponer del expediente municipal. El agente explicó que recibió un oficio para comprobar las denuncias que había interpuesto el empresario José Manuel Bover. Realizaron una inspección visual y una vigilancia en la plaza para acreditar la existencia de las vallas y, a partir de ahí, oficiaron al Ajuntament de Calvià para conseguir el expediente. Sin embargo, la inspectora elaboró las conclusiones del atestado antes de disponer de esa documentación. Eso dejaba fuera datos como las sentencias que avalaban el uso privativo por parte del Grupo de Cursach de esa zona.

Las vallas de la plaza Pitiüses de Magaluf fueron de nuevo el objeto de toda la sesión. Uno de los denunciantes, Javier Pedreira, señaló que formaban parte de una estrategia para hacerse con los negocios de Bover. «La soberbia les llevó a arruinarme la vida», señaló. Explicó que, lo que arrancó como una «guerra comercial» desembocó en un conflicto abierto. «La única esperanza que teníamos es que en un momento dado interviniera el Ajuntament de Calvià, pero cuando lo hizo estaba todo perdido». Aseguró: «No guardo rencor. Solo quiero que reconozcan lo que hicieron, que fue algo real, si lo hacen no quiero dinero ni penas de prisión».

De acuerdo con su versión, la verja que fue objeto de los procedimientos judiciales que ganó Cursach, no fue la única. «Ponían y quitaban barreras. Montaban mesas que pesaban cada una 110 kilos como un lego y no era justo. Estábamos sangrando dinero». Especificó que esas barreras impedían acceder a clientes a la zona y que provocaban un perjuicio grave para el negocio. También acusó al Ajuntament de no hacer lo suficiente.
Barreras

En ese sentido no hubo más testigos que concordaran esa actuación. Un policía local negó trato favorable a Cursach y acreditó que él levantó actas en torno a las barreras. De hecho, aún se mantiene una vigilancia para que las puertas permanezcan abiertas durante el horario de apertura de BCM ya que sirven como una de las zonas de salida de emergencia.

Una trabajadora de las empresas de Bover también incidió en la situación de enfrentamiento en la zona. «Un año en esa plaza me sirvió para no volver más a Magaluf. La situación era insostenible, fuera de la razón. No dejarte entrar en tus locales para ir al baño, que te empujen. A mí un seguridad me puso un ojo negro porque me pegó por caminar en la plaza. Eran todos los días. Buscar a una tiquetera y que te la hubieran encerrado en un cuarto de baño...».

En la sesión, la defensa del exjefe de la Policía Local de Palma, Joan Mut, renunció a todos sus testigos de descargo. Considera que ante la falta de pruebas no son necesarias.

En la jornada del viernes se prevé que terminen de declarar los testigos propuestos por las acusaciones particulares. A partir de la semana que viene tienen que declarar los de las defensas. Sin cambios, el juicio seguría hasta el 15 de febrero.