Agentes de la Policía Nacional, desplegada por la barriada de es Fortí para controlar a los okupas. | Julio Bastida | PALMA

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Los okupas vuelven a la carga en la barriada palmesana de es Fortí. En esta ocasión, agentes del Cuerpo Nacional de Policía consiguieron evitar la okupación de los bajos de un local, antigua sucursal bancaria del Banco Central Hispano Americano ubicada en la calle Francesc Martí Mora, número 1 de Palma.

Durante el operativo, fueron detenidas tres personas, dos jóvenes (de 19 y 22 años) y una menor de edad. La propiedad del local de la antigua sucursal, tiempo atrás, había contratado los servicios de una central de alarmas y personal de seguridad privada para evitar intrusiones. A las 07:40 horas del pasado miércoles, saltó la señal de alarma comunicando una intrusión. Con suma celeridad se desplazó hasta el lugar un vigilante de seguridad. Una vez allí, comprobó como la puerta de acceso había sido forzada y en el interior del recinto se encontraban varias personas. Es más, los okupas no dudaron en instalar una cadena con candado para evitar el acceso de la policía y del personal de seguridad.

El vigilante les pidió que abrieran la puerta, pero los asaltantes se negaron. Acto seguido, se solicitó la presencia de la Policía Nacional. A su llegada, los agentes se entrevistaron con el vigilante quien les explicó que, 15 minutos antes, había realizado una ronda por las instalaciones y que todo estaba en perfectas condiciones. Es decir, que los okupas llevaban menos de 10 minutos en el interior de las instalaciones. Los policías solicitaron a los okupas que salieran de forma inmediata. Desde el interior, los ahora detenidos se negaron y emplazaban a los agentes a que se marcharan y pidieran una orden judicial.

Entrada

Finalmente, con la autorización del legítimo propietario del recinto y ante la inmediatez de la okupación, los agentes decidieron tirar la puerta abajo. La misma tenía un parapeto de hierros y maderas sobre la puerta, oponiendo los ocupantes desde el interior fuerza física para evitar la entrada de los policías. Los funcionarios policiales consiguieron acceder al interior y pocos minutos después redujeron a los okupas con el uso de la fuerza estrictamente necesaria. Los chicos dejaron muy claro desde un principio que no tenían ninguna intención de identificarse ni de abandonar el local. Ante las constantes negativas de colaborar se procedió a su detención como presuntos autores de un delito de desobediencia a los agentes de la autoridad. En el interior de las instalaciones no había enseres personales ni alimentos, careciendo de luz y agua. Los detenidos cuentan con numerosos antecedentes policiales por okupación, robo con violencia y lesiones.