Los ataques a las máquinas del procesado fueron grabadas por las cámaras de seguridad de dos locales de Palma. | P. NACIONAL
Las llaman tragaperras porque máquinas para tirar el dinero no quedaba del todo bien. Cuando uno entra a un salón de juegos lo que suele ocurrir es que sale de allí con menos euros en el bolsillo de lo que esperaba. Lo puedes asumir o frustrarte cada vez que no salgan las cosas como esperabas. Lo que no está bien es pagarlo con los dispositivos, ya que lo normal es acabar sentado en un banquillo en un juzgado de lo Penal. Es lo que le ocurrió a O. C., un hombre de nacionalidad rumana, que este miércoles fue condenado en Palma al pago de una multa de 1.440 euros tras declararse culpable ante la magistrada de dos delitos de daños. No tenía más remedio. Los golpes que propinó a varias máquinas tragaperras en dos salones de juego de la capital balear fueron registrados por las cámaras de seguridad.
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