El robo de estos materiales no solo es preocupante desde un punto de vista económico, sino que al estar situados en la misma calzada dejaban a la vista huecos que podían llegar a tener una profundidad de dos metros, provocando un riesgo grave de accidente para viandantes y vehículos además de permitir la salida de animales como ratas.
Como consecuencia de ello y con la finalidad de prevenir más robos y su comercialización fraudulenta, la Guardia Civil estableció dispositivos de control de vehículos y personas en las localidades más afectadas y realizó múltiples inspecciones en centros de reciclaje de residuos, obteniendo como resultado indicios sólidos de la participación de los integrantes del grupo desarticulado.
Los agentes comprobaron que estas personas almacenaban las arquetas para su posterior distribución en centros de reciclaje, y para justificar la procedencia del material, simulaban pertenecer a empresas de construcción y reformas ficticias, así como centros de almacenaje de residuos, llegando a presentar documentos emitidos por las citadas empresas con identidades falsas, dificultando la trazabilidad del material ante una posible investigación. Las tapas de arquetas eran camufladas bajo el nombre de «chatarra industrial», llegando el grupo criminal a introducir durante un año más de 80.000 kilos de hierro en el mercado.
Como consecuencia de las inspecciones realizadas, se levantaron varias actas administrativas a los centros que no disponían de licencia de apertura municipal y estaban receptando el material sustraído. Los detenidos fueron puestos a disposición judicial, decretándose el ingreso en prisión del líder del grupo desarticulado, acusados de supuestos delitos de pertenencia a grupo criminal, robo con fuerza en las cosas, hurto continuado, contra la seguridad vial, falsedad documental, usurpación de identidad y receptación.
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