El cortador de jamón Iván Aleixandre posa en su puesto situado en el Mercat de l’Olivar. | Alejandro Sepúlveda -

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El conflicto entre dos puestos ‘gourmet’ del Mercat de l’Olivar ha llegado a la vía judicial. El supuesto «acoso y derribo» de los propietarios de un comercio de degustaciones hacia el experto cortador de jamón Iván Aleixandre, que tiene su negocio situado cerca del de los demandados, es el quid de la cuestión. Ultima Hora se acerca a este mercado municipal para hablar con el denunciante. Aleixandre se encuentra inmerso en el delicado corte del jamón ibérico. Además de la venta para llevar dedica parte de su negocio a la degustación ‘in situ’ de este preciado producto.

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«Fue ver que la cosa funciona y ha sido un acoso y derribo constante», explica este cortador de jamón que inició su actividad en el Mercat de l’Olivar en el año 2016. Al ser preguntado por los motivos de este supuesto acoso se muestra claro: «Quieren que yo me acobarde y me canse. Que me quite de en medio». Una posibilidad que no considera factible por la gran inversión realizada en el puesto. Sobre el día a día en el punto de trabajo relata «estar todos siempre pendiente de que va a pasar» y añade que «no es sano» ya que «vienes asustado al trabajo».

«Yo lo único que quiero es que me dejen tranquilo. Solo quiero vivir como una persona normal y corriente y ganarme la vida. No quiero ni un duro de ellos, quiero que estén tranquilos y que me dejen vivir. Es que me pongo hasta nervioso solo de comentarlo», concluye.

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Su letrado en esta causa, Julián Timoner, accede a explicar algunos de estos presuntos episodios de acoso que constan en los autos: «En 2016 el esposo de la acusada increpó de forma beligerante, hasta el punto de llegar a verter amenazas contra un empleado del puesto que había sido trabajador suyo anteriormente. «Te vas a enterar, te voy a coger por fuera...», le dijo». Este abogado afirma que los hechos delictivos son recurrentes desde el inicio de la actividad de su cliente en el mercado. A la actitud desafiante que supuestamente presentan algunos de los miembros del puesto en cuestión hacía Iván Aleixandre, tal y como explica Timoner, se sumarían algunos insultos como ‘tonto de mierda’ o ‘eres un mierda de tío’.

Condena

En 2021 una trabajadora del puesto ahora denunciado fue condenada como autora de un delito leve de coacciones hacía una empleada del puesto de Iván Aleixandre. La víctima también había trabajado anteriormente en el comercio de la acusada. En el juicio quedó probado que desde que la víctima empezó a trabajar en el puesto de Aleixandre, la empleada del otro puesto le hacía gestos y la vigilaba de forma continua, llegando incluso a seguirla hasta el baño.

«Amenazas, seguimiento de forma intimidatoria, burlas, insultos, aspavientos. Prácticamente desde el inicio de su actividad, la víctima y su entorno han sido hostigados, amenazados y acosados tanto por los acusados de forma directa como indirecta mediando sus trabajadores. Estamos en el siglo XXI y no podemos pensar en frases de mercados del siglo XXI tales como que estos hechos 'son cosas de verduleras' o 'rencillas de mercado' y cualquier clase de acoso, sea donde sea, es reprochable penalmente», concluye el letrado Julián Timoner.

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El proceso judicial fue archivado inicialmente, pero después fue revocado por la Audiencia Provincial al considerar que «hay un mínimo de sustento» en la acusación. El gerente del Mercat de l’Olivar, Juan Carlos Moll, atendió la llamada de este periódico y afirmó que han intentado mediar en este problema entre puestos. Al encontrase el conflicto inmerso en un proceso judicial optó por no hacer más declaraciones. Por su parte, los responsables del puesto denunciado y su letrado también declinaron amablemente pronunciarse al respecto.