El acusado, durante una vista previa en la Audiencia Provincial en 2021. | Alejandro Sepúlveda

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Juan Antonio C., asesor fiscal de Palma, se aprovechó de un amigo íntimo incapacitado para «apoderarse de su patrimonio». La víctima, según sostiene el Tribunal Superior de Justicia de les Illes Balears, tenía «una absoluta y total confianza en el acusado». Pero le engañó.

La Sala de lo Penal del Tribunal Supremo ha confirmado la condena de tres años de cárcel para Juan Antonio C. por quedarse con la empresa de su amigo, un local valorado en 400.000 euros y un BMW. La víctima falleció el 2 de abril de 2017 a consecuencia de una grave enfermedad.

El Supremo indica que el acusado «ocultó el ánimo de apoderarse de su patrimonio». El hombre se aprovechó de la enfermedad de su amigo y de su confianza. Era su asesor desde 1997. La relación profesional mutó en el transcurso de los años en una fuerte amistad. El 26 de mayo de 2011, la víctima sufrió una cefalea aguda y fue ingresado de urgencia en Son Espases, donde le intervinieron quirúrgicamente.

El perjudicado a raíz de este episodio presentó hasta su muerte graves secuelas psíquicas: desorientación temporal, incapacidad para fijar y almacenar información y para realizar razonamientos simples. Su situación médica no mejoró y el 12 de enero de 2016 un juzgado de Palma lo incapacitó.

Juan Antonio C. conocía perfectamente los graves problemas de salud de su amigo y, aún así, lo desplumó. Se quedó con su patrimonio. La traición le ha costado una condena de tres años de cárcel que ha ratificado ahora el Tribunal Supremo.