El juicio se celebró semanas atrás en una sala de lo Penal de Vía Alemania, donde la acusada declaró por videoconferencia. | Alejandro Sepúlveda

TW
4

La jueza de lo Penal número 4 de Palma ha condenado a un año de prisión a una mujer por un delito de estafa por vender a través de internet un perro moribundo a una vecina de Llucmajor. La procesada, que reside en Andalucía, tendrá que indemnizar a la perjudicada en 2.745 euros. La magistrada absuelve a la acusada del delito de maltrato animal por el que también fue juzgada, al considerar que no ha quedado suficientemente acreditado que la muerte del animal se debiera a la falta de revisiones veterinarias por parte de la acusada.

En la sentencia, a la que ha tenido acceso Ultima Hora, se considera probado que la procesada en julio de 2020 ofertó la venta de cachorros de la raza conocida como 'perros de agua'. La denunciante se interesó por la compra de uno de ellos y acordaron el precio en 420 euros, cantidad que la perjudicada abonó a la mujer con una transferencia. Esta no le dijo en ningún momento que el perro se encontraba en mal estado.

Noticias relacionadas

Un mes más tarde, en agosto, el perro tuvo que ser ingresado en una clínica veterinaria de Cádiz, donde le diagnosticaron distintas enfermedades. La acusada le comentó a la compradora que a finales de ese mes el animal fue dado de alta sin ningún tipo de tratamiento, algo que no era cierto. La acusada entregó el animal a la compradora el 2 de septiembre en Sevilla. La vendedora no acudió con el cachorro hasta media hora antes de que la denunciante tuviera que coger un avión con vuelta a Palma.

La perjudicada, al día siguiente, llevó al perro a una clínica veterinaria de Palma donde comprobaron que presentaba un cuadro de vómitos, anorexia y fiebre, así como falta de pelo generalizada, cicatrices en el abdomen y la zona torácica. ‘Simba’ permaneció hospitalizado hasta el 14 de ese mes, que falleció tras recibir la eutanasia por su grave estado de salud. Durante el juicio la mujer relató cómo se encontró al can. «Cuando vi al perro me asusté, en ningún momento me enseñó fotos en ese estado», dijo. La acusada por su parte explicó a la jueza que el veterinario no le explicó las enfermedades que tenía el perro cuando lo llevó y que ella no había estafado a nadie ya que «el perro no estaba en un es todo lamentable sino sano».

La Fiscalía solicitaba inicialmente para la perjudicada, que declaró a través de videoconferencia en la vista celebrada en Palma, dos años y medio de cárcel por un delito de estafa y otro de maltrato animal. Finalmente sólo ha sido condenado a un año por el primero de ellos, quedando absuelta del segundo. El fallo no es firme y puede ser recurrido.