Los dos acusados, durante el juicio celebrado en la Audiencia Provincial de Palma. | ALEX SEPULVEDA

TW
2

Edwin E., un costarrincense de 44 años, tomó una pausa cuando el fiscal le preguntó en el juicio si sospechaba que en el contenedor había cocaína... El hombre dijo que sí, pero no se esperaba esa cantidad de droga: 120 kilos. Un amigo mallorquín al que conoció en Costa Rica le comentó que en unas máquinas de depuración de agua que enviaba desde Sudamérica le iba a meter «un regalito para nuestro homenaje». La pureza de la cocaína de Costa Rica es bastante alta y su amigo le explicó que la iba a mandar en una esquinita de la máquina.

La Audiencia de Palma no creyó su versión. «Se nos hace muy difícil imaginar que pensara que el regalito serían 10 gramos de cocaína para su disfrute (...) El acusado tenía perfecto conocimiento de lo que traía el contenedor». Edwin, según el tribunal, «se presentó como una persona cándida y estafada cuando es muy poco creíble que se utilice un contenedor de tal tamaño para, además de las máquinas, traer solo un poco de coca». El acusado tenía experiencia en asuntos de venta de droga. «Es una persona que trafica y que se mueve bien en el negocio como denotan las conversaciones de su móvil y los hechos probados de la condena anterior, manejando cantidades que, desde luego, no eran de menudeo (las de la sentencia anterior)».

La Audiencia ha condenado a Edwin a ocho años y medio de cárcel por intentar introducir en Mallorca 120 kilos de cocaína en noviembre de 2021 y a Steve C., su compinche, le ha impuesto cinco años y medio. La droga fue interceptada en el puerto de Algeciras por el servicio operativo de Vigilancia Aduanera y agentes de la Policía Nacional.

La transportaba un buque en un contenedor procedente de Panamá y en su interior había dos palés con sendos cilindros metálicos de gran tamaño. Los investigadores realizaron una extracción controlada y sustituyeron la cocaína por una sustancia inocua con el fin de proceder a la entrega controlada que finalmente se produjo el 30 de noviembre a través de un camión de reparto en una nave de Son Cotoner.

Noticias relacionadas

Edwin y Steve utilizaron un toro mecánico para dejar las máquinas industriales en el interior del local y lo cerraron antes de ser detenidos por la Policía Nacional. Edwin envió una nota de voz a su amigo mallorquín, que se encuentra en paradero desconocido, cuando llegó la mercancía a la nave.

–Coronamos mop, le dijo.

El acusado comentó en el juicio que esa expresión significa que un negocio va bien y que mop significa primo. «El problema es que la expresión no tiene ningún sentido cuando supuestamente se trata de un negocio lícito y cuando se lo manda a una persona que ha venido, según su versión, siguiendo el camión [de reparto]».

Steve C. «tenía conocimiento de que la mercancía llegaba y sabía lo que llegaba»

Steve C. explicó ante el tribunal que estaba llevando a cabo una reforma de la nave de Son Cotoner desde septiembre de 2021. «No hay prueba de esta reforma ni de las obras que estaba realizando el acusado, ni que recibiera ningún otro material», señala la Audiencia. Un policía que declaró como testigo dijo que la nave estaba vacía. «El acusado tenía conocimiento de que la mercancía llegaba y sabía lo que llegaba. Se personó en el lugar concreto, 40 minutos antes, hizo pruebas con el toro mecánico, participó en la extracción y custodia y estaba cerrando la persiana cuando fue detenido», concluyen los jueces de la Sección Primera.