El hombre pasó a disposición judicial ayer en Manacor. | Alejandro Sepúlveda

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La Policía Nacional ha detenido a un albañil de origen marroquí tras intentar violar a una mujer en su domicilio de Porto Cristo el pasado 25 de agosto. El hombre fue puesto a disposición judicial este jueves en los juzgados de Manacor. El hombre trabaja junto a otros obreros en la reforma de un edificio situado en la calle de la Mar desde finales del año pasado. Los albañiles, alguna vez, preguntaron a la víctima y a su prima, con la que convive, a ver si podían mover sus coches para aparcar el camión de la obra. Hace aproximadamente dos meses, uno de los trabajadores llamó a la puerta de la casa de la mujer, de 56 años y nacionalidad española, para que moviera su coche, pero iba descalza y el hombre le dijo que lo podía mover él y ella accedió dándole las llaves del vehículo.

El obrero se las devolvió y le preguntó por su marido y la mujer le respondió que no tenía y que estaba muy bien sola. El albañil, según la denunciante, le dijo que era muy guapa y le pidió un vaso de agua. A continuación, la perjudicada se dirigió a la cocina y cuando volvió para llevársela vio que el individuo había entrado en la vivienda y ella le pidió que saliera. Al cabo de unos 20 minutos, el hombre volvió a llamar a la puerta y le ofreció dos helados en agradecimiento. La mujer los aceptó y le pidió que se marchara porque tenía que trabajar. Dos semanas después, el albañil volvió a llamar a la puerta y cuando la mujer abrió él le preguntó si quería ir a la playa. La denunciante se negó y le explicó que iba sola o con su prima y que además solo tenía libre los domingos.

El ahora detenido volvió a llamar a la puerta los dos domingos siguientes y más tarde le gritó su nombre a través de la ventana. El pasado 25 de agosto, sobre las 11.00 horas, la mujer salió de la ducha y escuchó que alguien había tocado la puerta y preguntó por ella. La víctima no reconoció la voz del albañil y abrió. El hombre le trajo una cesta llena de higos y le dijo que la echaba de menos.

La mujer cogió un higo y le pidió que esperara en la puerta porque iba a por un recipiente para coger alguno más. El agresor aprovechó el momento para acceder a la vivienda, cerrar la puerta con llave y sentarse en una silla del salón tras pedirle un vaso de agua. Empezó a preguntarle por los tatuajes que tenía y le intentó tocar uno de la pierna.

La víctima vio que tenía los genitales fuera del pantalón y le pidió que se marchara porque se sentía incómoda, pero el hombre la cogió por detrás, la levantó y empezó a besarle el cuello mientras ella le pedía que parara. El albañil la llevó en brazos a una de las habitaciones de la vivienda y se bajó los pantalones. La mujer consiguió llegar a la puerta de su casa y la abrió para decirle que se marchara.

El agresor, según la denunciante, le dijo que solo quería ser su amigo antes de abandonar la vivienda. A los 10 minutos volvió con el coche y tocó el claxon para reclamar su visera y cuando la perjudicada se la devolvió la intentó besarla dos veces.