En 1999 Vicky Keller, una guía turística belga de 23 años, conoció al alemán Bernd Ecker, diez años mayor que ella. Se enamoró perdidamente y ambos, ya novios, empezaron a vivir juntos en un piso de Cala Millor. Tres años después, el 2 de marzo de 2002, un vecino de una finca de Manacor encontró el cadáver de Vicky desnudo en un campo de alfalfa y cebada, cerca del hipódromo. El asesino le había atacado y después, cuando estaba aturdida, le taponó la nariz y la boca con hierba, hasta que murió asfixiada. Esta es la crónica de un crimen que se saldó con la detención y condena de Bernd, que siempre sostuvo que un tercer hombre estuvo presente en la escena del crimen. De hecho, apareció un pelo de este misterioso individuo, pero nunca se pudo saber a quién pertenecía.
Esa madrugada, la pareja se trasladó a un campo de cebada y alfalfa de Manacor, junto al Camí de Son Talent. Discutieron de forma acalorada y en un momento de descuido de ella el asesino le atacó por la espalda y la arrojó contra el suelo, golpéandole la cabeza hasta que la guía quedó aturdida, casi inconsciente. Aún así, la mujer se defendió arañando a su agresor, lo que a la postre sería clave para demostrar que el criminal era Bernd. Cuando ya no pudo resistirse más, el atacante le introdujo hierba en la boca, hasta el cuello, y también le tapó los orificios nasales con alfalfa y tierra. Vicky murió tras unos agónicos segundos. Asfixiada.
Por la mañana, un vecino encontró casualmente el cadáver. Presentaba signos de haber mantenido una lucha desesperada con su agresor y que se había defendido hasta el final. Tenía hematomas en la mano derecha, en los brazos y síntomas de presión en la pelvis y las piernas. Bajo sus uñas, se hallaron restos de un perfil genético masculino, que resultó ser de su novio alemán. También se halló un cabello de una tercera persona sobre unos plásticos y corchos, junto al cadáver. Mientras tanto, la Policía Local reparó en un individuo que deambulaba medio desnudo por la calle Colom, cubierto con papel higiénico y plásticos. Era Bernd Ecker, el principal sospechoso. Fue detenido y en los calabozos se encogió en una esquina, negándose a comer, beber o hablar. Sin embargo, estaba representando un papel: fingía ser un enfermo mental.
Ante su negativa a alimentarse, fue ingresado en un hospital. El acusado no negaba su participación en los hechos, pero en las preguntas que se le realizaron cuando estuvo ingresado se limitó a contestar con monosílabos, sin explicar cómo se produjo el crimen. Ni qué lo motivó. El 29 de mayo de 2004, un jurado popular que había juzgado al alemán emitió contra él un veredicto de culpabilidad. El jurado descartó la participación de una tercera persona en el crimen, y no consideró «relevante» el hallazgo del pelo sin raíz que fue encontrado en la escena, y que la policía no mandó analizar en su momento. Esta consideración desmontó la coartada en la que el acusado basó su defensa, ya que sostuvo que el asesino era un hombre llamado Erik, y del cual la policía no ha encontrado ningún rastro. Según Bernd, su novia y él coincidieron en la tarde anterior al crimen en un bar de Manacor con este extranjero. Era «alto, moreno y con el pelo rizado», y fue quien supuestamente les llevó a la finca, desnudó a la mujer y la mató.
El jurado también descartó el supuesto transtorno mental transitorio que el inculpado alegó padecer la noche del crimen, así como una amnesia que le habría durado un año entero. Tras el veredicto, el Ministerio Fiscal y acusación particular mantuvieron su petición de 20 años de prisión para el acusado. El juez, días después, comunicó la condena de 17,5 años de prisión para Bernd. En su alegato final, el alemán insistió: "Espero que la Justicia encuentre al auténtico autor del crimen. Creo en Dios y si no es posible encontrar al asesino, espero que Dios lo castigue".
2 comentarios
Para comentar es necesario estar registrado en Ultima Hora
Tanto monstruo suelto …
O sea,que ya esta en libertad.👏👏👏