En la madrugada del 17 de noviembre de 2006, a las puertas de un pub de Can Pastilla, una reyerta entre dos pandillas acabó con una puñalada mortal en el pecho a Jorge Dinis Magalhaes, un joven portugués de 19 años Se trató de una pelea entre dos grupos: uno de Huelva, en el que se encontraba el autor material del crimen, y otro de Son Ferriol, en el que estaba el fallecido. Esta es la crónica de un homicidio que se saldó con la condena del autor material y de su cómplice. Un tercer acusado fue condenado por un delito de omisión del deber del socorro.
Aquella noche salieron de copas tres amigos de Huelva que habían llegado a Mallorca para trabajar: Francisco Javier Ramos Martín, José Raúl Rodríguez Tocino y Jesús González Pérez. El segundo salió de casa con un cuchillo de sierra, por causas no explicadas y que no aventuraban nada bueno, en palabras de los investigadores. Cenaron y después acudieron al pub 'La Movida'. Antes ya tuvieron un incidente grave con otro joven, después de que Jesús iniciara una disputa.
A las cuatro de la madrugada ya habían cerrado el pub y los amigos de Huelva estaban en la calle. De repente, se toparon con el grupo de cuatro vecinos de Son Ferriol con el que se habían picado horas antes y la situación se descontroló. Un amigo de Jorge Dinis vio un cuchillo y corrió al coche a buscar una barra de hierro, para defenderse. Mientras tanto, Francisco Javier le dijo a José Raúl: "Dame el cuchillo" y se encontró en un callejón con el joven portugués, los dos apartados de los grupos principales. De hecho, el resto no vio lo que ocurría entre ellos dos. Todo pasó muy rápido. Jorge Dinis recibió una puñalada a la altura del pecho, que le atravesó el corazón. Cayó desplomado al suelo, mientras el agresor huía a la carrera: "Vámonos", les gritó a sus compañeros, que se marcharon con él a toda prisa.
Ninguno de ellos sabía todavía que el joven portugués, un hijo único que vivía con su madre, había fallecido. Se enteraron al día siguiente, al leer Ultima Hora. Se refugiaron en una habitación de un edificio palmesano, aunque la investigación del Grupo de Homicidios de la Policía Nacional ya estaba muy avanzada y se estaba estrechando el cerco sobre ellos. Al día siguiente, los tres amigos de Huelva fueron detenidos. Confesaron de forma espontánea. Francisco Javier ingresó en la cárcel de Palma como autor material de la puñalada mortal, mientras que José Raúl entró en la penitenciaría como cooperador necesario. El tercer acusado, Jesús González, quedó en libertad con cargos, a la espera de juicio. El día que pasaron a disposición judicial en Vía Alemania se vivieron serios incidentes entre los amigos de la víctima, que abuchearon e intentaron agredir a los tres acusados. La Policía Nacional tuvo que emplearse a fondo para calmar los ánimos.
El juicio no llegó hasta 2009. El acusado Francisco Javier Ramos Martín, que asestó la puñalada a la víctima, fue declarado culpable de un delito de homicidio, con la atenuante del consumo de drogas, y condenado a once años de prisión. Al amigo que le entregó el cuchillo con el que se cometió el crimen, José Raúl Rodríguez Tocino, le cayeron diez años y seis meses de prisión como cooperador necesario en el delito de homicidio. Entre los dos tuvieron que indemnizar a la madre de la víctima con la cantidad de 150.000 euros.
El tercer implicado en el crimen, Jesús González Pérez, fue absuelto de homicidio, pero condenado por omisión del deber de socorro, ya que se marchó de can Pastilla mientras Jorge Dinis agonizaba en el suelo, con un cuchillo clavado en el corazón. Su responsabilidad se saldó con una multa de 1.620 euros.
11 años de cárcel por matar a un chico con una vida por delante y destrozar una familia. Si los cumplió todos (que obviamente no, y previo a la libertad se fue a pasear en segundo y tercer grado), su condena terminó en 2017. El muerto no resucitó. Por lo visto, el despropósito viene de largo.
2 comentarios
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Que vergüenza de leyes
11 años de cárcel por matar a un chico con una vida por delante y destrozar una familia. Si los cumplió todos (que obviamente no, y previo a la libertad se fue a pasear en segundo y tercer grado), su condena terminó en 2017. El muerto no resucitó. Por lo visto, el despropósito viene de largo.