Los hechos ocurrieron la misma tarde de la detención, momento en que los agentes recibieron una llamada al 091 en la que se les comunicaba que se estaba produciendo una pelea en la calle. En ese instante, otro individuo que pasaba con su coche decidió bajarse para ayudar al agredido. No pudo reducir al agresor y en el momento que intentó llamar a la policía, el ahora detenido le quitó el móvil y salió corriendo.
El otro perjudicado salió mal parado. Presentaba la nariz fracturada, la cara ensangrentada y un golpe de gran tamaño en el ojo. El hombre aseguró a los agentes policiales que la discusión había empezado después de que el ladrón intentase robarle la mochila. Él se resistió y empezó a recibir golpes hasta que el otro chico se acercó para socorrerle.
Tras entrevistar a los dos damnificados, varios policías realizaron una batida por la zona hasta encontrar a un individuo que coincidía con la descripción que les habían dado. Presentaba los nudillos llenos de sangre y un teléfono móvil en el bolsillo que correspondía a uno de los heridos. Después de identificarle se procedió a su detención mientras se resistía y lanzaba amenazas de muerte a los policías.