«Era imposible vivir en estas condiciones, no me sorprende para nada», aseguró mientras pidió mantenerse en el anonimato. La Cova des Pirata se había convertido en un lugar de peregrinaje a todo aquel que quería una ‘rave'. La Policía Local había precintado la finca en 2020 tras recibir decenas de denuncias de los vecinos por el ruido, la afluencia de gente y la cantidad de droga que se movía en su interior. El fallecido era de sobra conocido por las autoridades, en 1996 fue condenado a 18 años de prisión por la muerte de una joven de 29 años en Capdepera. Los vecinos desconocían su vinculación directa en el caso. «No sabíamos nada, imagínate quien ha vivido cerca de nuestra casa».
«Era un nido de drogadictos, por la noche siempre pasábamos miedo de lo que pudiera suceder», sentenció el residente de una de las fincas. Sin embargo, aseguró que «creemos que nunca se ha actuado de raíz, se han seguido haciendo fiestas y sobre todo, ha venido gente conflictiva».
A lo largo de los años, fueron centenares las fiestas organizadas en el interior de la casa, que según cuentan varios testigos que entraron en su interior es una «cuna de mugre, suciedad y bichos».
Sin embargo, fueron muchos los jóvenes que han alargado las noches en este punto de Porto Cristo. «Era un lugar sin ley. Sabías cuando entrabas, pero no cuando salías», comentó uno de los participantes en una de estas fiestas que llevaron el malvivir a los residentes. «Esperemos poder vivir en paz y no tengamos que sufrir más», finalizó.
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