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Como bien apuntan los residentes del poblado, Son Banya es una ciudad sin ley donde los clanes gitanos operan con total impunidad. No pagan luz ni agua, venden droga en cantidades industriales durante las 24 horas del día y burlan todo intento de control.

Bajo el paraguas de los clanes gitanos y grupos organizados que controlan la entrada, venta y distribución de la droga del mayor supermercado de venta de sustancias estupefacientes de Baleares, los narcos vuelven a poner en evidencia a las autoridades políticas y policiales de las islas. En las últimas semanas, han construido un sistema de fortificación entorno al poblado sin que nadie pudiera hacer nada para evitarlo.

Lo primero que han hecho, ha sido introducir maquinaria pesada (excavadoras, paleras y camiones) para aplanar el terreno, hacer cimientos, instalar barreras metálicas de cercado de perímetro, levantar planchas de madera con sacos de arena y bloques de construcción y realizar una nueva entrada para facilitar a los clientes la compra de droga. Por las noches, han colocado pequeños focos led para facilitar las líneas de entrada y de salida de los compradores. Personas que de forma habitual pasan por delante, generalmente profesionales del transporte, destacan: «parece que nos encontramos ante una pista de aterrizaje del aeropuerto de Palma. Esta gente hace lo que les da la gana sin que nadie les recrimine sus acciones».

Fuentes conocedoras del día a día del poblado han confirmado a este periódico que las obras en el interior de Son Banya han sido dirigida por ‘el Indio' y ‘El Ramón'. Se trata de una maniobra para crear una barrera de protección con una doble finalidad. La primera, fortificar el recinto para conseguir mayor seguridad a la hora de evitar las posibles entradas de la policía. En segundo lugar, junto a la montaña de basura y coches quemados, han puesto paneles de madera para crear una barrera visual que les permita tener una mayor privacidad. Se trata de estrategias con la finalidad de controlar la entrada y salida de compradores y evitar la irrupción policial.