El argumento aportado por parte de la encargada del restaurante fue que su jefa les tiene prohibido que entren animales al local. | Julio Bastida

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«Es muy duro ser una persona ciega, entrar en un restaurante del centro de Palma con tu pareja y que te comiencen a gritar para que salgas del local porque llevas un perro guía», apunta Lola. «Soy una persona ciega y necesito al perro para poder desplazarme. No puedo ver, le ruego que entienda que no se trata de una mascota, es un perro lazarillo con formación específica para ayudar a las personas invidentes. A pesar de ello, nos invitaron directamente a que abandonáramos el local», señala Jordi, otro de los afectados.

Sobre las 19:15 horas del pasado sábado dos personas invidentes solicitaron la presencia de la Policía Local de Palma en un restaurante, ubicado en la plaza España de Palma, ya que la encargada del mismo les prohibió la entrada al ir acompañados de sus perros lazarillo. Los requirentes, ambos españoles de unos 50 años, explicaron a la responsable del establecimiento que los perros guía pueden acceder a cualquier lugar sin limitación y ante su insistente negativa (que incluso no les quiso proporcionar la hoja de reclamaciones), se vieron obligados a requerir la mediación de los funcionarios policiales. De hecho, fueron los propios agentes los que tuvieron que ayudar a cumplimentar la reclamación al mismo tiempo que informaron a los ciudadanos la posibilidad de denunciar los hechos.

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«Estos perros están sometidos a continuos controles sanitarios que pueden acreditar mediante certificados e incluso tienen permitido el acceso a hospitales. Xelma es un pastor alemán de 10 años, y Ures, labrador de 6 años, están perfectamente adiestrados y cumplen con los más estrictos controles veterinarios», destaca Lola. Desde la Policía Local quieren hacer llegar a los ciudadanos que un perro guía no es una mascota, sino una extensión de su propietario, por lo que, a excepción de los casos específicos previstos en la ley, pueden acceder a los mismos lugares.

El argumento aportado por parte de la encargada del restaurante fue que su jefa les tiene prohibido que entren animales al local. Es más, con una pareja de la Policía Local de Palma presentes llegó a decirles: «Mi jefa no quiere que entren perros o animales en el establecimiento y no van a entrar». Acto seguido, los policías levantaron las correspondientes actas de sanción y emitieron un informe al departamento de Actividades del Ayuntamiento para que tomen medidas.