Horas más tarde, la víctima tuvo conocimiento de que no solo no la había borrado, sino que incluso la habría mostrado a terceros y subido a una conocida red social. De las indagaciones policiales se pudo corroborar la identidad del presunto autor tanto de la fotografía como de la subsiguiente difusión. Acto seguido, el Grupo de Delitos Tecnológicos procedió al arresto del menor y se dio traslado de las denuncias y las diligencias policiales practicadas a la Fiscalía de Menores.
Fuentes policiales confirman que, de forma paralela, el centro escolar tomó las medidas disciplinarias procedentes, destacando por parte de los agentes responsables del caso, tanto la predisposición como la colaboración por parte del instituto cuya participación en la investigación resultó fundamental para el total esclarecimiento de los hechos denunciados. La Jefatura de Policía insiste en que las credenciales de acceso a cuentas personales en internet son privadas e intransferibles y que introducirse sin permiso en los perfiles de otras personas es un delito contemplado en el Código Penal.
Conviene recordar que la toma de fotografías en una esfera íntima, a terceros, sin su consentimiento para después difundirlas, es una conducta delictiva con su correspondiente pena pero que, dada la condición de menor de la víctima podría incluso ser considerada un tipo de distribución de pornografía infantil, lo cual agrava enormemente el hecho. Todo ello, al margen del daño que se le puede producir a la víctima al difundir este tipo de imágenes es muy grave.
