Los animales muertos estaban en un contenedor del Coll d'en Rabassa. | R.S.

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La noche del 1 de junio de 2023, un hombre de 46 años que circulaba en una moto eléctrica por la calle Illa de Xipre, en Playa de Palma, se detuvo al ver unos muebles junto a unos contenedores. Cuando los estaba inspeccionando para llevárselos a su casa vio acercarse a una mujer, de unos sesenta años, que llevaba un carro de la compra con dos cajas de cartón grandes que tenían la inscripción ‘Gori’ y ‘Shengde food’.

La señora, de pelo rubio rizado y unos 155 centímetros de altura, vestía ropa oscura y tenía dificultades para introducirlas en los contenedores. El hombre, vecino de la zona, le ofreció ayuda, pero la mujer la rechazó y tras conseguir arrojar las dos cajas al contenedor abandonó el lugar en dirección a su domicilio, situado a pocos metros de allí.

El hombre, que en su tiempo libre se dedica a buscar artículos en contenedores de basura para repararlos y venderlos, se interesó por el contenido de las cajas y observó que había dos gatos de gran tamaño decapitados, un palomo y restos de vegetación de una buganvilla. Uno de los felinos era de color naranja y el otro negro. El vecino, asustado al ver los animales muertos, siguió con la mirada a la señora, que entró en el interior de un portal de la misma calle, y llamó a la Policía Local.

Los agentes que se desplazaron hasta el lugar se entrevistaron con el testigo, que les explicó lo que había sucedido y les comentó que la mujer era conocida en la zona por dedicarse a matar con extrema violencia animales.

Los policías se personaron en la vivienda en la que se introdujo la mujer que había depositado las cajas y vieron desde el exterior una buganvilla que coincidía con los restos de vegetación que había junto a los gatos y el palomo. A continuación, tocaron el interfono de la vivienda en tres ocasiones, pero nadie abrió.

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Ciudad Real

Los policías observaron que había luz en la casa y escucharon la voz de una mujer y unos tosidos, pero al no ser atendidos abandonaron el lugar al cabo de diez minutos. Una vez en dependencias policiales consultaron la base de datos e identificaron a la moradora del domicilio: una mujer nacida en Ciudad Real hace 77 años.

Un agente de la Policía Local de Palma acudió a la casa al día siguiente por la mañana y abrió una mujer de 66 años que dijo que era amiga de la propietaria y que en ese momento había salido a hacer la compra y no sabía cuándo volvería.

El 7 de junio los investigadores contactaron con la amiga de la dueña para citarla en calidad de testigo, pero la mujer no se personó en dependencias policiales. Una de las policías que se hicieron cargo del caso intentó contactar telefónicamente en multitud de ocasiones con la señora, pero nunca volvió a responder a las llamadas.

La Policía Local traspasó el atestado a la autoridad judicial y la jueza de Instrucción número 10 de Palma ha archivado la causa porque entiende que no existen motivos suficientes para atribuir la muerte de los animales a ninguna de las mujeres investigadas.

Ni a la señora que arrojó las cajas al contenedor de basura, que fue reconocida por el testigo. Ni a la propietaria de la vivienda. Ni a la amiga que abrió la puerta de la casa a uno de los agentes al día siguiente.

¿Quién decapitó a los dos gatos y al palomo?