El establecimiento víctima del robo está ubicado en el polígono de Son Malferit. | A. Sepúlveda

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Varias botellas de alcohol, algunos muslos y contramuslos de pollo y un batido de proteínas. Este es el botín que consiguieron tres ladrones la madrugada del sábado tras asaltar de madrugada un conocido supermercado en Palma después de destrozar uno de los cristales del establecimiento. La Policía Nacional localizó minutos a dos de los delincuentes, ambos de nacionalidad española Y de unos 30 años, tras dar batidas por las inmediaciones.

Los hechos, según fuentes judiciales, se remontan a las 4.00 horas del sábado en el polígono de Son Malferit. En ese momento saltó la alarma del establecimiento y los sospechosos salieron corriendo. Habían hecho un agujero en una de las cristaleras, pero tuvieron que marcharse a toda prisa. Llegó un servicio de seguridad para revisar la zona y avisaron al 091 de lo ocurrido. Al llegar los agentes no vieron a nadie por los alrededores. Todos abandonaron el lugar. Pero la historia no había acabado.

Alrededor de una hora más tarde los ladrones volvieron. La mitad del trabajo, con el agujero, ya estaba hecho. Se internaron dentro y, además de provocar algunos destrozos, se hicieron con varias botellas de alcohol, contramuslos y muslos de pollo y hasta un batido de proteínas. A la hora de internarse por el orificio sufrieron lesiones y dejaron sus huellas en forma de sangre tanto dentro como fuera del supermercado. Tras esto, huyeron a la carrera. Una empleada de seguridad de una tienda de muebles cercana los vio corriendo en dirección a la Soledad.

La Policía Nacional fue requerida de nueva y una patrulla acudió al punto del suceso. Hablaron con la mujer y esta les explicó lo que había visto y también les mostró las imágenes de la cámara de seguridad del establecimiento donde trabaja. En ella se veía a los tres delincuentes corriendo, pero también se les reconocía. Con dicha información los funcionarios empezaron a dar batidas por los barrios cercanos y sobre las 6.30 horas localizaron en Son Gotleu a dos de los tres ladrones. Estaba claro que eran los sospechosos. Las imágenes que tenían de ellos, sus heridas y el botín no dejaban lugar a dudas.