La panadería okupada donde se escondían cuatro delincuentes argelinos ha sido tapiada. | Alejandro Sepúlveda

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Agentes 'infiltrados' de la Guardia Civil vigilan día y noche las calles de s'Arenal, en el término de Llucmajor, para evitar que haya nuevos choques entre clanes gitanos y bandas de argelinos, que se han declarado mutualmente la guerra. De igual manera, la Jefatura de Policía y la Comandancia de la Benemérita están compartiendo información para tratar de anticiparse a los planes de ambos grupos enfrentados.

Los tres magrebíes problemáticos que se ocultaban en una panadería okupada de la calle Marineta se marcharon después de que el local fuera tapiado con urgencia, alegando peligro de derrumbe. Horas antes, unos 200 vecinos se enfrentaron a los jóvenes, que desde la terraza les arrojaron enseres y muebles. Tras su marcha de aquella calle, los tres delincuentes -a los que les constan numerosos antecedentes por robos y atracos- se han refugiado en otro piso próximo, según ha informado en fuentes policiales.

«Sin embargo, ya no se sienten intocables y por primera vez tienen temor a los que les pueda pasar», han añadido las mismas fuentes. De hecho, cuando hace unos días salieron de noche por primera línea de la playa un Audi A4 se detuvo frente a ellos, se apearon algunos jóvenes de un clan rival, y fueron apaleados. La Policía ya ha detenido a la mayoría de implicados.

Parte del trasfondo de todo este delicado asunto, como ya ocurrió en Son Gotleu, es que algunas pandillas de pequeños camellos se están disputando el control de ciertas zonas y su área de influencia en el mapa del narcotráfico. En este sentido, la Guardia Civil no cree que los argelinos que tuvieron que salir de Son Gotleu, hostigados por vecinos, sean los que están robando en s'Arenal y la Playa de Palma. «Son grupos distintos», sentencia otro experto policial.

Pero el despliegue policial silencioso del Grupo de Información y la Policía Judicial, con agentes de paisano que se hacen pasar por turistas o vecinos, se le suma el de la USECIC (unidades territoriales de seguridad ciudadana), que patrullan fuertemente armados por la primera línea de la playa y también por el interior de s'Arenal y la Plaza Naranja.

«Es importante que sean visibles porque de esta forma se lanza un aviso a navegantes: en la Playa de Palma y s'Arenal no todo vale», señalan desde la Comandancia. Las manifestaciones espontáneas de hace casi dos semanas han marcado un punto de inflexión en una zona fronteriza entre Palma y Llucmajor, y que separa el Torrent des Jueus, que lleva demasiado tiempo degradándose.