Francisco, el detenido por el crimen de la indigente, custodiado por policías nacionales. | Ultima Hora

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En un solar colindante con la Policlínica Miramar, en Palma, apareció a principios de mayo de 1999 el cuerpo sin vida de una indigente llamada María Ángeles Manzaneque Blanco, de 45 años. Tenía la cabeza destrozada a golpes y su compañero, Francisco M.A., de 40, fue detenido como supuesto autor material del homicidio. Ingresó en prisión, pero nunca se pudo probar el crimen y no fue condenado. ¿Quién mató entonces a 'La Rubia'?

A la mujer, nacida en Salamanca, los obreros de la obra donde apareció asesinada la dejaban pernoctar en una caseta de herramientas. Trece días antes del crimen, la víctima llamó muy asustada a la centralita telefónica del 091: «Paco me va a matar», denunció. Luego añadió: «No salgo a la calle por miedo». Ese individuo que la tenía aterrorizada, supuestamente, era Francisco M.A., su pareja, un individuo muy violento al que le constaban catorce antecedentes policiales por distintos delitos.

Nunca se aclaró que había pasado entre ella y 'Paco', pero el 4 de mayo unos operarios que entraron en la obra en construcción se toparon con el cuerpo sin vida de la mujer, tendida boca arriba y con la cabeza destrozada. La superficie era arenosa, lo que significaba que le podían haber estampado la cabeza contra el suelo en un lugar próximo y luego haberla trasladado hasta allí. Junto al cadáver había un gran charco de sangre.

Agentes del Grupo de Homicidios en el escenario del crimen, una obra junto a la Policlínica Miramar, en la barriada palmesana de Son Dameto.

El escenario, en la calle General Félix Mas, quedó precintado por la Policía Nacional y poco después el Grupo de Homicidios de la Jefatura palmesana se hizo cargo de la investigación. Los agentes identificaron a la víctima y comprobaron que dos semanas antes había pedido ayuda al 091 y había mencionado a un tal 'Paco'. Se daba la circunstancia de que su pareja se llamaba Francisco.

El principal sospechoso malvivía con su hermano en un piso de la calle Cronista Muntaner Bujosa y los funcionarios procedieron a su detención, mientras registraban la casa. Un dato que llamó poderosamente la atención de los policías es que la vivienda había sido limpiada a conciencia, algo que al parecer no hacían a menudo. Ese detalle hizo pensar al 091 que Francisco, o su entorno, habían tratado de eliminar pruebas, quizás porque su ropa estaba manchada de sangre.

El acusado pasó a disposición judicial y aunque negó de forma categórica cualquier relación con el asesinato, ingresó en prisión de forma preventiva. Sin embargo, la investigación policial acabó estacándose. Nadie vio a Francisco junto a la víctima en la noche del crimen y las pruebas contra él no eran suficientes para mantenerlo encerrado. Al final, salió en libertad y no pudo ser condenado por un tribunal. Para el Grupo de Homicidios no había dudas de que había sido él, pero no bastaba.

Fueron pasando los meses y tampoco se hallaron restos de sangre de la víctima en la casa donde dormía Francisco, junto a su hermano. Los resultados de la Policía Científica fueron decepcionantes desde el punto de vista de los resultados y al final el caso se cerró. Sin un asesino. Ahora, 25 años después, nadie puede contestar con certezas a la pregunta más repetida: «¿Quién mató a María Ángeles Manzaneque Blanco, 'La Rubia'?».