La vecina afectada por el derrumbe de una casa en Santa Catalina. | Alejandro Sepúlveda

TW
14

Maria Roig es la vecina de la planta baja afectada por el derrumbe del primer piso del número 34 de la calle Antich de Santa Catalina. «Hace un año y medio, casi dos, que avisé a la propietaria de la casa que estaba a punto de caer. Un arquitecto amigo nuestro se puso en contacto con los propietarios de que había un peligro de derrumbe importante», cuenta la mujer, que vive con sus dos hijos, Jaume y Martí, su perro, Sebastià, y dos gatos. «No hicieron caso, esta finca no pasa la ITE desde hace muchos años, prefieren pagar multas, creo». No hubo que lamentar heridos. «Aquí vivimos una familia y se nos cayó la cocina del primer piso encima».

El derrumbe se produjo alrededor de las 21.00 horas de este jueves, según información facilitada por el Ajuntament de Palma, y se tuvo que desalojar a ocho personas, que no sufrieron heridas. El edificio, formado por un bajo y dos pisos, acogía a ocho personas que pasaron la noche en casas de familiares. Uno de los afectados, un hombre de unos 75 años, fue realojado en un hostal.

Maria, que vive desde hace once años en el barrio de Santa Catalina, lamenta la situación. «No podré volver a casa porque aquí tienen que hacer un informe, una obra, tienen que arreglar las vigas, la bovedilla... esto son meses. Por suerte tengo dónde quedarme. El vecino de arriba no y no sé dónde se lo llevó el Ajuntament». El hombre, cuenta la vecina, es el hermano de la propietaria que, «por suerte», hace un mes que está en una residencia de ancianos.

La propietaria todavía no se ha puesto en contacto con ella. «No sé cómo lo arreglaremos, qué pasará... yo estoy en manos de abogados, no sé cuál es el siguiente paso. Me quedo en la calle, ¿qué es lo que sigue? No lo sé. Mucha cara dura, eso sí que lo sé.

-¿Por parte de quién?

-Por parte de los propietarios y de la comunidad de vecinos. Al tercer piso ha venido a un alemán que también tiene otra casa aquí y se dedica al alquiler turístico ilegal. Supongo que sí que sabía que había peligro de derrumbe porque no tiene la ITE la finca. No son tontos los alemanes, no son tontos...