En este vídeo, grabado por los vecinos, se puede ver a los animales bajo la lluvia tratando de entrar en el salón.

TW
0

Decenas de vecinos de diferentes bloques cercanos apuntan al bajo de la Calle Cirerer, en Palma, como el lugar que provoca tanto sus pesadillas como las de los diez animales que, durante los últimos meses, han convivido encerrados en una pequeña terraza; según describen tanto ellos como la propia Policía Local que, desde que saltó la alarma, lleva levantados ocho informes que han derivado en, al menos, diez sanciones al propietario de estos canes por incumplir la normativa sobre protección animal. Pero la historia comienza varios meses atrás.

Este bajo con terraza, ubicado en los límites de los barrios de Es Rafal y Es Vivero, fue ‘okupado’ ilegalmente durante un tiempo entre 2020 y 2022, un conocido clan gitano se había apoderado del mismo, aunque muchos de los vecinos aseguran no haber tenido problemas nunca con los inquilinos anteriores, a pesar de su ilegalidad. A mediados del 2023, tras quedar vacío de nuevo, al menos dos personas, uno de ellos el propietario de los canes, aparecen en su interior; según defienden, sin ‘okuparlo’: «Nosotros no somos 'okupas', sé que estuvo 'okupado' anteriormente pero no éramos nosotros, nosotros sí pagamos un alquiler», asegura uno de los inquilinos, aunque también añade que el piso es de un banco y que no recuerda la entidad a la cuál pagan los recibos. La llegada de estos nuevos inquilinos sorprendió negativamente a algunos de los vecinos más cercanos, ya que «pensamos automáticamente que ellos también lo habían ‘okupado’»; aún así, los problemas entre ellos no comenzaron hasta que los perros cobraron todo el protagonismo de este caso.

En noviembre del 2022, Google capta esta imagen en la que se puede ver la persiana exterior forzada, posiblemente para acceder a su interior

Diez perros sin supervisión ni cuidados

Según explica el portavoz del propietario de los perros, porque el dueño legal se encuentra fuera del país, es cierto que en la casa se han llegado a acumular «hasta diez perros», todos ellos de raza Pittbull. Se trataba, en un principio, de tres animales adultos, de los que uno de ellos, una hembra, tuvo siete crías. En total, se juntaron en la casa hasta diez perros que vivían, según certifican los vecinos con imágenes y declaraciones, sin la supervisión de un humano constante sino «sólo viene alguien de tanto en cuando a ponerles comida y limpiar las heces», aseguran. Añaden además que, en múltiples ocasiones, los perros han pasado sin esa visita «hasta dos semanas».

El responsable temporal, por su parte, dice que «los cachorros nacieron hace más o menos un mes y medio pero hay que esperar un tiempo para poder darlos en adopción, por eso se han acumulado tantos en el piso. Ahora los estamos dando en adopción a particulares». Un dato curioso porque, según la ley, regalar los animales o darlos en adopción entre particulares y sin los registros necesarios, no estaría permitido y requiere un contrato de cesión. Este último dato ha levantado ampollas entre los vecinos ya que «en un principio pensábamos que dejaban a los perros allí solos para que nadie les ocupara el piso pero empiezo a pensar que estamos ante una cría ilegal de Pitbulls», argumenta uno. Los responsables niegan cualquier relación con ello y afirman que este viernes iban ya a quedarse sólo con uno de los adultos y un cachorro. Los vecinos certifican que eso no ha ocurrido y que los perros se encuentran encerrados en el salón para que no puedan salir a la terraza, aunque les oyen desde fuera.

La versión del propietario en entredicho

El argumento principal del portavoz del propietario es el «acoso vecinal» que según su testimonio, sufren en el barrio. «Desde el primer día que llegamos a esta vivienda, los vecinos nos acosan, nos increpan y nos amenazan. Dicen que estamos de okupas, se quejan de los ladridos constantemente; si los perros ladran es porque los vecinos les buscan y se asoman a la terraza en la que están». Los vecinos responden a las acusaciones de acoso y alegan que una noche, uno de los perros grandes ladraba desesperado y todos los afectados, de diferentes bloques, salieron a hacer una pequeña reunión. «Uno decía que había puesto diez denuncias, otro tres, otro que había llamado a la policía; estábamos hablando fuera cuando apareció un joven con una bolsa de pienso y productos de limpieza, le preguntamos si iba al piso de los perritos y al decirnos que sí, nadie le amenazó pero sí le dijimos que esa no era forma de tener a los animales, que era insalubre y que estaba siendo cómplice de un maltrato», narran.

Algunos vecinos se muestran absolutamente desesperados por el tema, no toleran un día más el sufrimiento animal y a la vez, las molestias que generan a todos los vecinos «hay gente con ansiedad, los vecinos del bloque nuevo de al lado hasta se arrepienten de haber comprado la vivienda, el olor es horroroso, los excrementos acaban restregados por las paredes porque los pobres animales pisan sus heces y luego rascan desesperados las paredes», explica otro vecino compungido.

Por otra parte, el inquilino admite que los agentes de Policía Local de Palma sí se han personado en varias ocasiones y que «en algún momento» se han acumulado heces y orín, aunque añade que «los perros están en una terraza, tienen su espacio cómodamente y están supervisados». Preguntado por el material audiovisual que han recopilado los vecinos dice que se hizo todo «el mismo día. Uno en concreto. Yo no estuve en casa en todo el día y es verdad que se lió porque muchos perros tantas horas...pero bueno, al volver compré productos de limpieza y lo dejé todo bien», asegura.

Los vecinos también desmontan esa aseveración, desde que dieron aviso a la Policía Local, que se ha personado en numerosas ocasiones, recopilan información fechada que muestra en diferentes días el estado de la terraza y del piso en el que están encerrados los canes.

Imágenes recopiladas por los vecinos desde el pasado mes de marzo
Noticias relacionadas

Según explican desde el Ajuntament de Palma, en varias ocasiones se han desplazado hasta el lugar los agentes de la Policía Local, acompañados por los técnicos de Medi Ambient, y al comprobar el estado insalubre de los animales, procedieron a levantar hasta ocho informes. Las multas interpuestas al propietario son las siguientes: 150€ por los ladridos y molestias a los vecinos, siete multas de 300€ por tener a los perros en malas condiciones higiénico sanitarias, 200€ por permitir el sufrimiento animal y generar a la vez molestias a terceros y 200€ por persistir en su conducta infractora; la suma de todas ellas alcanza los 2.650 euros, pendientes de pago desde su imposición.

El último punto, el de persistir en su conducta infractora, supuso que los técnicos de Medi Ambient le retiraran uno de los ejemplares, un macho adulto, y según el artículo 101 de la ordenanza municipal se le ha dado un plazo de 15 días para que subsane las deficiencias detectadas y mantenga las condiciones higiénicas del lugar. En caso de no hacerlo, se procederá a retirarle la custodia de todos los perros.

En este vídeo, los vecinos registraron como los perros ladraban para tratar de acceder al interior de la vivienda:

La desaparición de los cachorros

El responsable de los animales explica que una de las noches en las que uno de los perros grandes ladró sin parar muy nervioso fue «porque alguien había entrado y se llevó dos cachorros, eso le generó a la perra mucho estrés y ansiedad». Mantienen desde la propiedad que los vecinos «nos amenazaron previamente y nos dijeron que se los llevarían, y así ocurrió poco después, estamos seguros de que fue un vecino», explica. También argumenta la razón por la cual la Regiduria de Medi Ambient acabó retirando uno de los perros adultos, «fue porque atacó a uno de los cachorros, entonces llamamos y se lo llevaron», justifica. El joven asegura contundente que «todo se lleva al día» y que un veterinario revisó a los perros cuando ocurrió este episodio.

Algunas voces expertas aseguran que, en vez de desaparecer, alguno de los cachorros pudo haber muerto atacado por otro debido al nivel de ansiedad que podrían acumular por su situación. Un dato que, de ser cierto, obligaría a los propietarios a haber dado parte de lo sucedido, ya que la ley obliga a que deba registrarse cualquier muerte de un animal.

Manuel Abada, abogado experto en los derechos de los animales, explica que «los animales no pueden ser dejados sin supervisión más de tres días y en el caso de los perros, 24 horas, este caso nos coloca ante una infracción muy grave y si tras estudiar los detalles, se aplica la máxima sanción económica podría pagar más de 50.000 euros por los delitos cometidos; incluso si, por las condiciones, alguno de los perros muere, existe pena de prisión», explica.

Este mismo viernes, la Policía ha vuelto a hacer seguimiento sobre la situación de los perros y el plazo para subsanar las deficiencias está a punto de caducar, si ocurre, se le retirará totalmente la custodia de los animales. Según explican los vecinos, los perros van moviéndose ahora de la terraza anterior a la posterior y la situación continúa pendiendo de un hilo.