Felanitx ha vivido una primera quincena de julio rodeada de agentes, batidas y hasta con helicóptero incluido; todos con el objetivo de localizar a la vecina de Portocristo, Antonia Estelrich Massanet, desaparecida el pasado domingo 7 de julio sin dejar un sólo rastro. Han pasado doce días desde su falta y los medios de búsqueda activa más potentes se retiran del terreno dejando paso ahora a una investigación judicial que se mantiene latente aunque no en la práctica ejecutiva regular.
«Casi dos semanas y no se sabe nada de nada», dice triste el jefe de Protección Civil Felanitx, Joan Mas. Él y su equipo forman parte des del minuto cero de la infructuosa búsqueda que se ha llevado a cabo desde que Antonia desapareciera. «El domingo, tras ocho días de búsqueda incansable, fue el último día que nosotros participamos en el dispositivo. Protección Civil y Policía Local ya no podemos continuar con las batidas, ojalá tuviéramos más recursos pero hay que seguir con el trabajo propio del municipio y la investigación queda ahora en manos de la Guardia Civil», explica Mas.
Aunque, por supuesto, el laborioso trabajo de la Guardia Civil, aunque sea menos visible, no descansa mientras Antonia siga desaparecida. Los agentes continúan investigando y tratan de localizar cualquier pequeño detalle que les lleve a emprender de nuevo la búsqueda en otras zonas alternativas, que deben ser determinadas durante un análisis renovado de lo sucedido. Desde la comandancia de Felanitx, siguen examinando los últimos pasos que habría dado la desaparecida y las pistas que pudo haber dejado. A día de hoy, su desaparición continúa siendo una incógnita.
De hecho, ralentizar la búsqueda en terreno forma parte del protocolo habitual. Cuando una persona desaparece, la indagación se inicia y se finaliza en un momento u otro dependiendo de tres cosas. La primera, si se trata de una desaparición de alto riesgo de un adulto vulnerable o un menor, como ocurrió en el caso de Malén Ortiz cuya búsqueda se prolongó más de lo habitual y se utilizaron todos los medios al alcance y algunos del exterior. La segunda, si se trata de una desaparición en el mar; si es así, la búsqueda activa se mantiene durante cinco días, ya que se sobreentiende que por las corrientes y la idiosincrasia del mar, una persona podría estar en cualquier punto del mundo pasadas esas cinco jornadas.
El tercer supuesto es que se trate de una desaparición en tierra, como en el caso de Antonia, que también ha sido determinada de alto riesgo. En esta situación, se despliega el máximo de medios posible durante los tres primeros días, incluyendo elementos como El Cuco, helicóptero de la Guardia Civil, o los perros de búsqueda de Emergències. La búsqueda se diluye durante el cuarto y el quinto día, aunque sigue activa y con cierta intensidad, el sexto y séptimo día se suele apoyar en la participación de voluntarios y familiares que quieren contribuir en los dispositivos. Al finalizar la semana, es decir, los siete días de búsqueda, se cierra actividad en el terreno y se pasa a una situación de investigación judicial por parte de los profesionales de la Benemérita que dependen de la existencia de pistas, algo que complica enormemente el caso de Antonia.
«Que no salgamos a buscar cada día no significa que ya no se busque nada, si hubiera cualquier mínima cosa o si se ve algo raro, se mira y se busca lo necesario, los agentes de la Guardia Civil continúan haciéndolo pero ya no es una búsqueda diaria con los efectivos desplegados y el apoyo de nuestras unidades», explica el jefe de Protección Civil.
El problema es la falta de pistas. No hay ningún dato o información nueva que pueda dar luz al paradero de Antonia Estelrich Massanet. «Después de hacer batidas hacia todas las direcciones y en todos los lugares susceptibles de búsqueda, ya no es útil seguir buscando a ciegas, no hay pistas que puedan indiquen a mirar más en un lugar o en otro, cada vez es más complicado y este caso es muy difícil de resolver», aclara Joan Mas. Por ello, durante unos días, la investigación se ha centrado en repasar cualquier aspecto del caso que desvele un nuevo rumbo.
Otro de los elementos preocupantes que afecta directamente a la búsqueda expansiva sobre terreno es la ola de calor que ya tenemos sobre Baleares. Durante estos días se superan los 35 grados de temperatura y tras doce días sin rastro alguno, la esperanza se reduce enormemente. Aún así, su familia continúa compartiendo en redes su fotografía por si se produjera algún mínimo detalle que permita reactivar la búsqueda a ese nivel u ofrezca alguna nueva vía de investigación que conduzca a averiguar lo ocurrido. «La gente sigue preguntando por las calles del municipio, ¿ya han encontrado a Antonia? Pero no hay respuesta positiva», explica un vecino.
Lo sucedido hasta el momento en la infructuosa búsqueda
El pasado domingo 7 de julio, hacia las 10:30 de la mañana, la pareja de Antonia Estelrich Massanet, un vecino de Felanitx, llegaba a la casa que compartían y la encontraba vacía. Así comenzaba la compleja desaparición de la vecina de 68 años que continúa en paradero desconocido y sin dejar rastro alguno. «No hay ni una sola pista», en eso coinciden tanto la Policía Local del municipio como la agrupación de Protección Civil, decenas de agentes que, junto a la Guardia Civil, han continuado buscando hasta que apareciera algún hilo del que tirar y descubrir el lugar en el que se encuentre Antonia.
— ALERTA DESAPARECIDOS (@sosdesaparecido) July 8, 2024
En los primeros cinco días, todos los implicados apuntaron a la complejidad de este caso por varias razones. La primera, porque se trata de un caso de alta vulnerabilidad, tal y como se informó cuando saltó la alerta sobre la falta de Antonia Estelrich. Según el protocolo de actuación estandarizado de la Fundación Quien Sabe Dónde Global, esto significa que, mientras la persona se encuentra desaparecida, existe un peligro para su vida o su integridad personal. Se activa un tipo de alerta distinto, ya que, o bien puede existir algún peligro externo o bien una falta de medicación imprescindible para la víctima y/o situaciones similares. Aún con la angustia de este índice activado en el caso de Antonia, su entorno asegura que se encontraba en un buen momento y que «hacía vida normal».
La agrupación de Protección Civil de la localidad fue la primera en actuar en el caso. Tal y como cuenta el jefe de la entidad, «nos llamó la alcaldesa a primera hora del lunes, antes de que se iniciase todo el dispositivo de búsqueda, nos informó de la desaparición y nos preguntó si sabíamos alguna cosa. Poco después, ya se nos envió la información oficial de búsqueda con las fotos y los datos existentes. La Guardia Civil empezó a coordinarnos», explica Joan Mas.
Protección Civil comenzó la búsqueda por la zona del polideportivo municipal, Policía Local también trazó su segmento y empezó el rastreo. La hipótesis inicial pasaba porque Antonia hubiera salido a caminar «por eso pensamos que podría haber seguido hacia arriba, hacia alguno de los caminos populares que la gente frecuenta, como Son Ramonet. Empezamos a hacer cada parte y luego fuimos ampliando», narra Joan.
Una de las cosas que más sorprendió a los agentes fue que en el pueblo pocas personas supieran de la desaparición. No se produjeron excesivos movimientos, cosa que extrañó a los implicados porque normalmente cualquier desaparición que se produce en un núcleo de población específico, despierta más reacciones. Pero tenía una explicación coherente. Antonia Estelrich Massanet no era demasiado conocida aún en el municipio, había llegado hacia «cinco o seis meses y no la habíamos visto demasiado por el pueblo», explica un vecino.
La desaparecida es de Portocristo, localidad del llamado 'Port de Manacor', aunque su familia ha preferido no dar demasiados datos, ser discretos y guardar la intimidad de su familiar. A pesar del interés en el caso, incluso de los medios nacionales, las personas más cercanas a la desaparecida tratan de sobrellevar el tema con respeto y precaución.
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