La turista alemana Brigitte Cristine Schneider fue asesinada a puñaladas en Peguera.

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El 20 de julio de 1988 está marcado en la crónica negra como un día oscuro. Para olvidar. Dos mujeres fueron salvajemente asesinadas en sendos episodios que no tenían ninguna relación entre sí. Ana Francisca Bogardo, española de 28 años, y Brigitte Cristina Schneider, una turista alemana de 30 años, aparecieron asesinadas en Algaida y Peguera con una brutalidad que impactó a los investigadores. Esta es la crónica de 24 horas que conmocionaron a Mallorca.

A las once de la mañana de aquel caluroso día de verano, fue hallado un cuerpo sin vida en un pozo de la finca Can Piris, en Algaida. Se trataba de una mujer joven, que había sido atacada por la espalda, y a la que le habían asestado cinco puñaladas. Además, tenía un piedra de gran tamaño en el cuello. El homicida se había ensañado con ella.

La Benemérita se hizo cargo de la investigación y precintó el pozo, mientras extraían el cuerpo sin vida del interior. La joven fue identificada como Ana Francisca Bogardo y tras arduas gestiones se descubrió que ejercía la prostitución en la Porta de Sant Antoni, en Palma. El cerco se estrechó rápidamente y al poco tiempo se dio con el agresor: un delincuente habitual, muy violento, llamado Jesús G., que fue detenido.

Los dos crímenes eran similares, pero finalmente se comprobó que no guardaban relación entre ellos.

Pero el día no había finalizado y poco después se halló a otra mujer cosida a puñaladas, esta vez en Peguera, en concreto en la playa den Torá. Un pescador reparó en un cuerpo que flotaba cerca de la arena y cuando le dio la vuelta comprobó, horrorizado, que le habían asestado numerosas puñaladas en distintas partes del cuerpo.

De nuevo la Benemérita se hizo cargo de la investigación y se descubrió que se trataba de una turista alemana que pasaba unas días en Mallorca, de vacaciones, y que respondía a la identidad de Brigitte Cristine Schneider, de 30 años. Casi al mismo tiempo, un joven pidió ayuda al conserje del hotel Villamil porque un joven se estaba desangrando, no muy lejos de donde fue apuñalada Brigitte. Otro sobresalto en una jornada aciaga, que parecía no acabar nunca.

En un primer momento, pasó por la cabeza de los investigadores que el homicida de las dos mujeres podía ser el mismo y que se trataba, pues, de un asesino en serie. Finalmente, se descartó esta posibilidad. Ana y Brigitte no se conocían y los agresores eran dos varones que tampoco tenían ninguna relación entre ellos. El 20 de julio de 1988 sigue marcado, a día de hoy, como una de las fechas más trágicas de la crónica negra.