A principios de este mes la asociación SOS Desaparecidos y el Centro Nacional de Desaparecidos lanzaba la alerta sobre Raquel B.L., de 54 años. En el cartel señalaban que medía alrededor de 1,60 metros, tenía complexión normal, pelo castaño y ondulado y ojos marrones.
Ese día Raquel había salido de Villalbilla para visitar a su madre, que vive a 75 kilómetros, en Griñón, al sur de la Comunidad de Madrid, pero no había regresado a casa como estaba previsto. O por lo menos así lo declaró el esposo de Raquel en la denuncia que interpuso al día siguiente en el cuartel de la Guardia Civil. Al parecer, nunca llegó a ver a su progenitora.
Entonces, los agentes comenzaron una investigación que terminó en la casa familiar, donde ambos vivían. En una habitación cerrada e insonorizada encontraron a la desaparecida. Estaba en la cama y tenía espuma en la boca. Cerca, había varias blísteres de pastillas, ha detallado hoy el grupo 'Prensa Ibérica'.
El marido, al ver a los agentes en la casa, intentó huir, por lo que fue apresado. Ahora será la autopsia la que determine las causas de la defunción de Raquel. La Guardia Civil está analizando otras pruebas, como el móvil de la fallecida, para determinar si el detenido, que ya ha pasado a disposición judicial, pudo participar en la muerte.
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