La acusada, este martes, en el juicio celebrado en Vía Alemania, en Palma. | Guillermo Esteban

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Una agente inmobiliaria ha sido condenada a dos años de cárcel por estafar 11.350 euros a un sueco con el alquiler de una casa en Costa d’en Blanes. La acusada, de 46 años de edad, falsificó un contrato de alquiler a nombre de una mujer que no existe llamada Sybille Romero.

La encausada se declaró culpable ayer en el juicio celebrado en Palma de un delito de estafa en concurso con otro de falsedad documental y deberá indemnizar al hombre con 30.000 euros por el dinero estafado, así como los gastos del transporte del mobiliario y los daños morales. La titular del juzgado de lo Penal número 3 acordó la suspensión de la pena de prisión durante los próximos tres años con la condición de que indemnice a la víctima, que fue asistida por el bufete de abogados Montis, en un plazo de 12 meses. La agente inmobiliaria se comprometió a pagar 2.500 euros al mes.

Los hechos enjuiciados se produjeron en mayo de 2019. La mujer recibió un encargo por parte de una inmobiliaria de gestionar la petición formulada por un cliente alemán, que reside en el extranjero, que buscaba en Mallorca una vivienda para vivir de alquiler. La acusada le ofreció una casa en Costa d’en Blanes tras hacerle saber que hasta el mes de octubre de ese año no podría entrar a vivir.

La procesada, en julio de 2019, le envió un borrador del contrato de arrendamiento en el que constaba como propietaria y parte arrendadora otra mujer. El 14 de agosto el perjudicado firmó el contrato en el que figuraba un número de cuenta que en realidad pertenecía a la agente inmobiliaria. De esta forma el hombre realizó en esa cuenta una transferencia de 9.050 euros en concepto de fianza y alquiler del mes de noviembre y otra por importe de 2.300 por el mes de octubre.

La acusada se apropió de los 11.350 euros transferidos por la víctima, que a finales del mes de septiembre tuvo conocimiento de que la vivienda que supuestamente había alquilado no pertenecía a la presunta propietaria y que en ningún momento se había ofertado para alquilar.

La agente inmobiliaria aprovechó su condición para redactar el contrato de arrendamiento aportando los datos de una mujer que no existe y de una vivienda que en ningún momento estuvo disponible.