La Policía Nacional detuvo al empresario y a la camarera en Santa Ponça. | R.S.

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Una camarera argentina ha sido condenada a medio año de cárcel y a una multa de 540 euros por hacerse pasar por italiana para trabajar en un restaurante de Santa Ponça. El propietario del establecimiento ha sido absuelto de un delito contra los derechos de los trabajadores y otro de falsedad documental.

«No se ha probado en modo alguno el interés que pudiera tener el acusado en la realización de la conducta que se le imputa, en cambio no debemos olvidar que la propia acusada reconoció que lo que ella quería era trabajar en España porque tenía dos niños en Argentina y quería traerlos aquí», señala la jueza.

La sentencia recoge que el hombre, que fue detenido por la Policía Nacional en febrero de 2023, es el encargado de un restaurante de Santa Ponça y que en invierno de 2022 contrató a la acusada, que no tenía residencia legal en España, como ayudante de camarera.

La mujer fue dada de alta en la Seguridad Social desde el 22 de noviembre hasta el 16 de diciembre de ese año. «No consta que el acusado conociera que la misma careciera de permiso de trabajo ni que contratara a la acusada con ánimo de obtener un beneficio económico», sostiene el fallo.

La jueza indica que la mujer presentó en una gestoría una carta de identidad italiana y dos permisos de conducir italianos que no eran auténticos. La procesada, el 16 de enero de 2023, para poder regularizar su situación en España acudió a la oficina de extranjería con la carta de identidad italiana falsa solicitando un número de NIE, pero la Policía Nacional detectó que el documento que había entregado era falso.

Los agentes de la Unidad Central de Redes de Inmigración Ilegal y Falsedades Documentales (UCRIF) IV de la Policía Nacional llevaron a cabo una investigación y llegaron a la conclusión de que el responsable del restaurante había facilitado los documentos a la mujer, que también fue detenida. El acusado, que fue defendido por el abogado Tomeu Salas, explicó en el juicio que factura «unos dos millones anuales brutos en el restaurante» y que tiene tres empresas.

El hombre negó haberle entregado ninguna carta de identidad italiana a la mujer, ya que su trabajo no es preparar documentos. Aseguró que la acusada trabajó para él «dos o tres semanas» y que él no se encarga de la documentación, ni le dio de alta en la Seguridad Social, ni sabía que no podía trabajar en España. «La acusada, a preguntas del Ministerio Fiscal, reconoció haber presentado un documento falso, si bien manifestó desconocer que era falso».