El delegado del Gobierno Alfonso Rodríguez, el coronel Alejandro Hernández y la alcaldesa Estefanía Gonzalvo, en la ofrenda floral de hoy.

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Con el 12 de octubre en Mallorca nunca se sabe. Ha habido celebraciones de la Benemérita con lluvia a cántaros, granizo o con un sol radiante. Aunque ahora con el cambio climático, aquellos días grises parecen del siglo pasado. O prehistoria. Ayer, a Dios gracias, el día amaneció espléndido, casi veraniego, y la fiesta del Pilar, patrona de la Guardia Civil, fue un sonado éxito. Por primera vez se celebraba en el Port d’Andratx, junto al mar, lo que ensalzó aún más una celebración que reunió a las principales autoridades políticas, civiles, policiales, judiciales y militares de la Isla.

La organización de la Comandancia palmesana fue impecable. Los invitados que iban llegando en oleadas pudieron aparcar a la entrada del puerto y, desde allí, eran conducidos al área donde se celebró el evento. El delegado del Gobierno, Alfonso Rodríguez, y la alcaldesa de Andratx, Estefanía Gonzalvo, presidieron el acto junto al coronel de la Guardia Civil, Alejandro Hernández Mosquera, que agradeció todo el apoyo municipal. En el exterior, un discreto pero efectivo cordón de seguridad, veló para que toda saliera según lo previsto.

En su discurso, el coronel aludió a un lejano 18 de julio de 1848, cuando la Guardia Civil se estableció por primera vez en Andratx: «Ya entonces, las personas juiciosas del municipio celebraban la llegada de nuestra institución a su vida cotidiana, y hoy nosotros, la Guardia Civil de Illes Balears queremos honrar a los ‘andritxols’ celebrando aquí la festividad de nuestra excelsa patrona La Virgen del Pilar». El máximo responsable del Cuerpo destacó, en un discurso en castellano y mallorquín, la «profesionalidad y el espíritu de sacrificio» de sus agentes y mandos y agradeció la colaboración con los servicios de emergencias.

Además, lamentó las tragedias de migrantes en alta mar, como la ocurrida el viernes a cien millas de Mallorca. Hernández repasó los casos más importantes en los que han intervenido sus unidades en el último año: «Todos ellos son dignos de admiración y respeto por parte de todas las instituciones baleares por su buen hacer y eficacia».

A continuación fue el delegado del Gobierno, Alfonso Rodríguez, el que dirigió unas palabras a los presentes y aludió a la necesidad de vivir en «paz y concordia», en unos tiempos tan convulsos en el escenario internacional: «Somos privilegiados por vivir en paz». También se refirió al drama de los inmigrantes que llegan de forma clandestina en busca de un futuro mejor y destacó la labor benemérita contra la violencia de género. El acto finalizó con un vino español frente al mar, con temperaturas más propias de agosto. Y con la mayoría de invitados bronceados tras dos horas al sol.