Trabajar sobre el terreno, durante turnos que se prolongan durante todo el día y acaban ya entrada la noche y palpando en primera persona el sentimiento de un pueblo castigado por la DANA permite a los profesionales de los Bomberos de Mallorca y del Ajuntament de Palma y a otros llegados también desde Ibiza -junto a personal de Emergencias o del Ibanat- tener una visión cruda y real hasta los límites de la situación en Valencia y los municipios que la rodean.
Dos de ellos, que no quieren hacer pública su identidad, huyendo del protagonismo, comparten con Última Hora sus vivencias a lo largo de unas horas «interminables», pero que «te llenan, porque es un trabajo y un esfuerzo que haces para ayudar a gente que está en una situación límite», asegura uno de estos profesionales desplazados hasta Valencia. Limpiar subterráneos, plantas bajas, achicar agua y buscar a posibles víctimas son algunos de sus principales cometidos en municipios como Massanassa o Sedaví, escenarios de la tragedia humana y material.
«Impresiona, está todo destrozado y mucha gente lo ha perdido todo. Y todo es todo», asegura uno de estos bomberos mallorquines que, de sol a sol, pone su experiencia a disposición del contingente llegado desde Baleares y los que proceden de toda España. Pero las imágenes de destrucción son contundentes: «Es muy difícil calcular cuándo podrá volver la normalidad», asevera acto seguido.
Allá donde les toca cubrir una actuación observan que «todo está destruido, pero lo que reconforta es ver la actitud de la gente, que hay maquinaria y muchos voluntarios ayudando, aunque la realidad te lleva a esas imágenes que todos ven por televisión, con coches amontonados, muebles, barro... Hasta que no estás aquí y lo ves con tus ojos, te lo puedes imaginar pero resulta difícil de creer», apostilla uno de estos mallorquines en primera línea.
«Sacamos agua, limpiamos, retiramos escombros, comprobamos que no hay víctimas... es una actividad muy intensa, pero es como si hubiera pasado un tsunami», explica otro de estos bomberos llegados a Valencia desde la Isla. «La gente lo ha perdido todo: su casa, familiares... y los hay que están indignados, pero todos están trabajando, hasta los niños, y eso es maravilloso, ver esa unidad que hay pese a lo difícil del momento», relata desde el epicentro de la catástrofe.
Aseguran que les «impresiona lo que puede llegar a hacer la naturaleza y lo débiles que somos ante ella... Es algo increíble, inimaginable y que va costar olvidar», apostillan, aunque les reconforta la acogida de los afectados, esos vecinos a quienes apoyan para levantar una situación límite.
5 comentarios
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MÁS BIEN qué puede... pura estupidez de los políticos
Més m'impressiona a mí l'actitud i comportament humà (de fàstic) , que propicia i facilita els desastres, per no utilitzar el raonament, sentit comú i lògica, senzillament , per a un bon equilibri amb sa terra, flora i fauna.
Y los inútiles de los políticos y técnicos qué?
Siiiiiii sobre todo cuando el ser humano se interpone en su camino ...construye donde no toca y mas...
Pues lo que hace el hombre a la naturaleza ni te cuento...