Los hechos se produjeron en una céntrica calle de Palma cuando el ahora detenido detectó la presencia de una adolescente que estaba sentada en el portal de su edificio. El hombre, sin venir a cuento, se bajó los pantalones, sacó su miembro viril y comenzó a manosearlo. Con la otra mano no paraba de golpear la puerta de entrada para que la niña le dejara entrar y poder consumar la agresión. La menor salió corriendo y pidió ayuda a su madre.
Acto seguido, el sospechoso emprendió la huida y accedió al interior de un conocido restaurante chino ubicado en la calle Ramón y Cajal. Allí dentro, con su miembro en la mano y sin cesar de masturbarse pidió que le dejaran ir al baño. El personal del local, así como pudieron, expulsaron al hombre del local. Una vez fuera, se dirigió al supermercado de una conocida firma que se encuentra en esa misma vía en esas mismas condiciones y semidesnudo. De nuevo, el personal del establecimiento logró expulsarlo y alertar a la policía. Justo en el momento que salía del supermercado, llegó la madre de la niña que no dudó en recriminar la acción y su comportamiento con una menor. En ese instante, el mauritano le asestó un puñetazo en la cara a la mujer y la dejó seriamente aturdida.
Un policía que se encontraba fuera de servicio que presenció parte de los acontecido acudió en auxilio de la mujer y procedió a la detención del sujeto. Lo más curioso es que cuando los funcionarios policiales lo llevaron al calabozo y le estaban tomando las huellas, el hombre no dudó en masturbarse de nuevo delante de los agentes. Con el uso de la fuerza estrictamente necesaria y con la contundencia debidamente ejercida se le impidió que siguiera realizando esa acción.