Los vecinos organizan puntos en las calles con los productos más importantes, de los que se les va abasteciendo cada ciertos días

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Todos queremos ayudar. España lo ha demostrado tras la catástrofe que se ha cobrado 219 vidas hasta el momento, según el último balance oficial. El país se ha volcado. En el trabajo de campo y sobre todo, en las recogidas. Aunque la forma en la que se recopila el material de necesidad es incluso más vital que aquello que se recoge. Bajo cualquier petición de ayuda, debe haber detrás un motivo, una necesidad y una forma de entrega eficaz.

En Valencia, han confluido tanto la solidaridad como cierta desorganización o incluso sobredimensión del material humanitario. En muchos pueblos a los que llegamos a repartir nos dicen lo mismo: «ropa no, gracias», «no podemos aceptar más comida, gracias». Es absolutamente cierto. Hay pabellones enteros llenos de material recogido que no puede ser distribuidos porque faltan manos, o locales donde almacenarlo en las zonas catastróficas que siguen aún llenas de barro. La ropa es otro de los elementos conflictivos. La ropa de cama o la de abrigo, sí que puede utilizarse en este momento, pero muchos de los donantes aprovechan para enviar a Valencia todo aquello que en casa ya no necesitan; algo que acaba causando más problemas que soluciones. En la mayoría de casos, es mejor una donación económica o la compra del material que se pide específicamente que las maletas llenas de ropa que acaban pudriéndose con la humedad. No significa que no deba donarse ropa jamás, pero no es ahora ese momento.

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Lo explican muy bien las ONG's que trabajan en el terreno. La ayuda debe distribuirse en condiciones y en ciertos ámbitos, las recogidas deben parar. Como en el caso de la comida. Las fechas de caducidad marcan el límite y si se recoge más de lo que se puede gestionar, la comida no se reparte a tiempo y corre el riesgo de echarse a perder. Inca Mallorca Solidaria ha lanzado ya el aviso de no recoger más alimentos.

La emergencia tiene fases. El problema es que la preocupación social por la emergencia acaba quedando atrás a partir de las primeras dos semanas. En el caso de la asociación 'inquera', lo saben y se está preparando un segundo contingente que viajará en unos quince o veinte días. Las necesidades cambiarán. Ahora mismo, la emergencia debe ser cubierta con una primera intervención de reacción, luego vendrá la reconstrucción de las casas, la restauración de los elementos públicos, el reinicio de los autónomos, empresas y demás. Aquí, las donaciones económicas serán vitales. Los valencianos esperan que no se les olvide.