Padres piden que se abran los colegios en Paiporta (Comunidad Valenciana). | Efe - Villar López

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Los ciclones mediterráneos están detrás de las inundaciones que se han registrado en esta región durante las últimas décadas, y las consecuencias catastróficas que tienen sobre las poblaciones costeras convierte estos fenómenos meteorológicos en los más destructivos. Un equipo internacional de investigadores, en el que han participado entre otros científicos del Museo Nacional de Ciencias Naturales del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, ha analizado algunos de los peores ciclones de los últimos años y los resultados del trabajo se han publicado en la revista Communication Earth and Environment.

Los investigadores han corroborado que las peores inundaciones que se registraron por ejemplo en la isla de Córcega se produjeron en el otoño de 2008, en 2011 y en 2015, y que detrás del desbordamiento de los ríos y los destrozos que se han producido durante los últimos años han estado algunos de los ciclones más destructivos, como Daniel (2023), Apollo (2021) o Ianos (2020). Hasta hace unas décadas, los efectos de los ciclones mediterráneos apenas llamaban la atención, ya que su fuerza y duración eran mucho menores que las de sus homólogos tropicales, pero su virulencia se ha incrementado con el paso de los años, ha subrayado el MNCN-CSIC en una nota difundida.

Las consecuencias catastróficas que tienen los ciclones sobre las poblaciones costeras los convierten en los fenómenos meteorológicos más destructivos, y aunque los más fuertes se producen en las zonas tropicales del planeta, durante las últimas décadas la intensidad de los ciclones mediterráneos, normalmente más débiles y cortos que los tropicales, ha aumentado.

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Los investigadores han analizado el efecto de los ciclones en los ríos de Córcega entre 1979 y 2020 y han asegurado que los resultados son extrapolables a toda la cuenca mediterránea. El ciclón Daniel, que tocó tierra en las costas de Libia en septiembre de 2023, provocó más de 4.000 muertos, 8.000 desaparecidos y 40.000 desplazados, además de la destrucción que sufrieron las infraestructuras, ha recordado el investigador del MNCN-CSIC Juan Ballesteros.

Para esta investigación, el equipo, en el que han participado expertos de Francia, China, Suiza y España, contrastó la información de bases de datos como la Emergency Events Database y datos de la administración francesa relacionando el paso de cada ciclón con el caudal de los ríos y su desbordamiento. «Este análisis nos permite concluir que los ciclones aumentaron el volumen y los efectos de las inundaciones más destructivas que ha sufrido la isla de Córcega desde 1979», ha asegurado Ballesteros.

En la cuenca mediterránea viven alrededor de 550 millones de personas, y el estudio pone de manifiesto la urgente necesidad de llevar a cabo políticas decididas de mitigación y adaptación para reducir los efectos futuros de estos ciclones en la región. «Es importante ampliar el foco porque las proyecciones apuntan a que los ciclones mediterráneos van a aumentar su frecuencia y poder destructor. Por eso es crucial seguir evaluando el riesgo y los efectos de los cambios hidrogeomorfológicos que provocan para tratar de mitigar su efecto y desarrollar estrategias de adaptación para las poblaciones costeras», ha concluido el investigador.